Jaume Vallcorba, Milan Kundera, Ernest Hemingway e Irme Kerstész

La vuelta a mi rincón se ve zarandeada por la ausencia de Jaume Vallcorba, editor de los grandes. Delicado, meticuloso y sabio, su biografía, sus libros, hablan por él, que fue capaz de convertir en asunto candente los ensayos de Montaigne o de Gracián, y de inventarse a Zagajewski, a Kertész, a Monzó, y otros cuantos. Siempre me pareció Vallcorba un editor tan pulcro como centroeuropeo (o viceversa), que además tuvo suerte, que es otra gran virtud, como saben bien. La suerte es ahora nuestra, que tenemos sus libros.



También anda por ahí, ahora que publica libro nuevo, el recuerdo de Kundera, y nuestro paseo por el Madrid de las Cortes, allá en los mediados ochenta, su jersey gordo, esa mirada apagada y sus andares de jugador de baloncesto.También entonces, como ahora, envolvía el checo la reflexión filosófica con el humor y la ironía, la biografía con los sueños y esa memoria afilada, siempre alerta. Con desgana y palabra triste contaba, por ejemplo, que "de los veinte a los veintiseis fueron los mejores años de mi vida". "A Cervantes le amo enormemente, pero un poco menos que a Rabelais". "Detesto la literatura política". "Pretendo escribir libros fáciles de leer y de difíciles e comprender". Y sus porqués.



Sin el menor síntoma de desaliento, Cambridge Univ. Press publica el segundo de los diecisiete volúmenes de la correspondencia completa de Hemingway. Como ven, supera a Cortázar. En el de ahora, que abarca tres años (1923-26) e incluye más de 150 cartas inéditas, nos encontramos con un joven autor de 23 años recién casado y padre, instalado con su familia en París, que publica sus dos primeras novelas, asiste a la primera corrida de toros, ve naufragar su matrimonio y comienza a perfilar su mejor personaje, él mismo.



Resaca del boom y del todo a cien inmobiliario. No teman, que es puro teatro.Tras su estreno en la sala Kubik Fabrik y su paso por el Teatro Campos de Bilbao, vuelve a la malasañera Sala Tú Vacaciones en la inopia, una tragicomedia escrita y dirigida por Iñigo Guardamino, que incide en aquella pesadilla estética (además de económica, claro). Historias surrealistas, delirantes, de humor negro y poso amargo que dan el pistoletado de salida al off teatral madrileño.



Hay cierta expectación ante la elección del comisario para el pabellón español de la Bienal de Venecia, y, claro está, por saber su apuesta patria. La cosa está en tres nombres: Gerardo Mosquera (el último de los comisarios de PHotoEspaña), Juan de Nieves (el actual director de la feria Summa) y el comisario independienteMartí Manen. Tres generaciones y perfiles tan dispares como el jurado (Cristina Fontaneda, Nekane Aramburu, Rafael Doctor y Alberto Ruíz de Samaniego). Los tres comisarios ya tienen su apuesta hecha. ¿Optará el jurado por el cambio generacional? Ojalá, pero tengo mis dudas.