Image: Libros y fortuna

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Opinión

Libros y fortuna

19 diciembre, 2014 01:00

José Bergamín, Michelle Jenner, Gonzalo Suárez y Daniel Fernández

Ya se sabe que cuando los poetas y dramaturgos del exilio volvieron a España se encontraron un país desconocido. Para Bergamín, sin embargo, las penas lo fueron menos gracias al cura Lezama y su Alabardero. Tal fue su amistad que una noche Lezama recibió una llamada del poeta porque estaban robando en su casa. Al acudir en su auxilio se encontró con un ladrón apenado porque en casa de Bergamín sólo había libros mientras que la de su vecino rico prometía fortuna. Solidario, el poeta no quiso llamar a la policía así que acabaron los tres tomando café. Después, recuerda Lezama en La cocina del Alabardero (Salsa Books), el ladrón fuese y no hubo nada.

Existía una versión previa, Parranda (1977), de Gonzalo Suárez, pero la magnífica novela A esmorga de Eduardo Blanco Amor (eslabón gallego de la generación del 27) sigue tan viva como entonces. Dirigida por Ignacio Vilar y protagonizada entre otros por Karra Elejalde, la nueva adaptación cinematográfica ha batido récords de taquilla en Galicia, única comunidad donde de momento se ha estrenado, arrebatando los primeros puestos de la cartelera a superproducciones. En marzo se podrá ver en el resto del territorio español.

Aseguran los libreros españoles en su comunicado habitual de fin de año que este 2014 las ventas sólo han caído un 6%. Según Daniel Fernández, del Gremio de Editores de Cataluña, "esta caída es la menor de los últimos cuatro o cinco años". La mención no parece muy precisa y, en cualquier caso, ofrece un triste consuelo. Desde 2010 el mercado editorial ha sido arrasado. Ha descendido un 40% y ha perdido nada menos que mil millones de euros, de 3.108 en 2008 a 2.181 al cierre de 2013. Menos autoengaño y más y mejores ideas es lo que necesita un sector seriamente enfermo.

Sin la calidez de la serie televisiva española, una nueva y polémica biografía sobre la reina Isabel triunfa en Estados Unidos, aunque Isabella. The warrior queen, de Kirstin Downey, recupera -cómo no- la leyenda negra para retratar a una mujer intolerante que hizo de la expulsión de los judíos y de los árabes su principal instrumento unificador, y de la Inquisición "el mecanismo más eficaz para arrancar todas las raíces de la disidencia", según el New York Times.