Gonzalo Torné

Todos los lectores conocen la sensación perfectamente: primero les llega la noticia de que la nueva novela de uno de sus autores favoritos (que pueden llevar años esperando) está terminada, después se enteran de la fecha de publicación o se la encuentran en la librería, la compran, se la llevan a casa, invierten más o menos tiempo en leerla y después... después vuelta a empezar con la espera. Son las cotidianas (y cómodas) travesías por el desierto que conlleva la condición de lector.



Antes de Internet estas travesías eran todavía más rigurosas. Javier Marías comparó una vez, con fortuna, al novelista con una suerte de fantasma intermitente que aparecía un breve tiempo (el de la promoción), hacía tanto alboroto como le dejaban y podía, y poco después de desmaterializaba. El novelista analógico podía escribir columnas o dar conferencias, pero su presencia entre libro y libro era mucho más tenue que ahora, cuando gracias a las redes sociales o a los blogs está en su mano regular a diario el contacto con sus lectores.



Posiblemente porque su "consumo" es masivo, y porque sus seguidores están organizados en comunidades activas y motivadas, las series de televisión ofrecen unas travesías por el desierto más variadas y amenas (también porque el espacio entre temporada y temporada es más corto, y su regreso más puntual).



En cuanto termina el último capítulo y se escriben las últimas reseñas empiezan las especulaciones sobre cómo se resolverán los enigmas finales (hábil y algo mecánicamente dispuestos para avivar la incertidumbre), empiezan a filtrarse localizaciones de rodaje, declaraciones más o menos equívocas, los nombres de los nuevos personajes y de los autores que los interpretaran, segmentos de la trama, títulos de capítulos, imágenes, teasers (numerados), pósters y alguna escena… un crescendo que provoca que el espectador entre ya lanzado al primer episodio de la nueva temporada...



Parte de esta información proviene del esfuerzo de los fans y de los cazadores de spoilers, pero otra parte (creciente) deriva de los propios productores, que han aprendido la conveniencia y los beneficios que proporciona el goteo de información (no vaya a ser que el silencio y el celo nos cueste la indiferencia de los espectadores). Tanto es así que quizás ya va siendo hora de que se contemplen también los meses sin emisión como una parte más de la temporada, y que se haga no solo un seguimiento sino también una valoración crítica de cómo se van dosificando y diseminando los adelantos informativos.



Todo esto tiene su lado (vamos a llamarle así) positivo: se preserva el interés por los personajes y el mundo ficticio de la serie. Se han dado casos emocionantes como el de los seguidores de la serie Doctor Who que la mantuvieron viva con la respiración asistida de su entusiasmo durante las casi dos décadas que la BBC la dejó suspendida sin cancelarla oficialmente. Pero también proyecta algunas sombras asociadas a una presencia continua (por tenue que sea) de nuestros fantasmas favoritos. ¿Al consumir estas migajas de información no estaremos perdiendo un valioso tiempo que podríamos dedicar a otros platos bien cocinados ¿No estaremos restringiendo el campo de nuestra nuestra curiosidad?



@IAjena

El día del traductor

Hace unas semanas un veterano editor me aseguraba que el futuro de la traducción literaria pasará por recurrir a "humanos entendidos" que se dedicarán a "corregir-embellecer" las cada vez más precisas traducciones electrónicas. El asunto daría para bastante pero por hoy me limitaré a remitirme a un experimento que el también editor (y excelente traductor) Juan de Sola ha hecho, en vivo y en directo, en su cuenta de Twitter (@juanthesola). Pueden intentarlo en sus casas. Se trata de poner en la ventanita de Google Translate un pasaje, célebre, del Ulises de Joyce (uno no especialmente difícil): "Oyster eyes. Never Mind. Be sorry after perhaps when it dawns on him. Get the pull over him that way. Thank you. Hoy grand we are this morning". El resultado es el siguiente: "Ojos Oyster. Olvídalo. Sé lo que siento después quizá cuando se cae en la cuenta. Obtener el tirón sobre él de esa manera. Gracias. Cómo gran somos esta mañana". Y no sé si terminar el artículo escribiendo: "así estamos" o "no tengo nada que añadir". Sírvanse al gusto.