Marta Sanz
Frente a la necesidad de polémicas literarias de altura -o de bajura- que enriquezcan el campo -o campillo- cultural de nuestro país, yo lo que echo en falta es que los intelectuales españoles vean la televisión.6 de noviembre. Segunda edición del informativo de una cadena privada. Además del PSC, Trump y Siria, se emiten tres noticias intercaladas en distintas secciones que deberían formar parte de una sola: educación en resiliencia a la ciudadanía desesperada. Noticia 1: el ex banquero Francisco Luzón lucha contra el ELA y dona dinero para que el hospital público, en el que le tratan, atienda a enfermos económicamente más desfavorecidos que él. Noticia 2: cinco mujeres, después de superar un cáncer ("el bicho"), se montan en un velero para cruzar el Atlántico. Noticia 3: una muchacha de dieciséis años, con problemas de movilidad provocados por una parálisis cerebral, participa en una maratón. La chica reflexiona sobre la necesidad de ser positivos y no quedarse en casa llorando. Estas personas son formidables y tienen todo el derecho a convencerse de que la vida merece ser vivida incluso en las condiciones más adversas. Cuentan con mi admiración y mi respeto por su fortaleza y valentía.
Sin embargo, ¿por qué un informativo concentra estas noticias?, ¿qué tipo de ejemplaridad se promueve?, ¿hablamos de la condición incombustible del género humano?, ¿hablamos de economía o de salud?, ¿los débiles, parados, pobres, los personajes de las películas de Loach son culpables de su tristeza, ineptitud o precariedad?, ¿estamos a la altura de estas historias de superación?, ¿por qué tocan las partes blandas de nuestra naturaleza sensible?, ¿nos estimulan o nos insultan?, ¿hay que adaptarse al imperativo de la crisis como a las enfermedades? Cuidado con la manipulación informativa. Cada vez está menos encriptada. Es más entrañable. Más abyecta.