Era inevitable: tras el ruido que acompañó este año al Festival Eñe por su cipotismo, un grupo de escritoras (Sonia Aldama, Alena Collar, Carmen Peire y Marian Torrejón, entre otras) ha organizado el Oño, un festival "lúdico, participativo y paritario" que se celebrará en Madrid mañana mismo, 2 de diciembre, con cinco actos modestitos, pero orientados a preparar la segunda edición, ya en 2018. Así, además de un buzón para recoger sugerencias, habrá una jam de cuentos, una piñata literaria (hay que llevar en un sobre un texto breve de un autor/a clásico, se introduce en una caja y se cogen de forma aleatoria, para ser leídos) y se pondrán a la venta libros propios y ajenos... incluso de hombres.



Quien no entiende de géneros es Angélica Liddell, que acaba de recibir la insignia de Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. En su discurso de agradecimiento recordó sus seis obras estrenadas en el Festival de Aviñón, las cuatro piezas presentadas en el Odeón de París y el Ricardo III del Teatro del Rond Point. "He intentado introducir los sudores del alma teresiana en el corazón mismo del racionalismo", dijo, para añadir: "Y puesto que entregar la vida es entregar muy poco le entregaré a Francia mis cenizas, que es la materia de la que está hecho el arte oscuro de los herejes. Si hubiese una hoguera para mí, quiero ser Juana".



Le seguiré la pista de cerca a Marcos Fernández Barrero, compositor sugerente, original y joven (33 años). Me lo ha descubierto el Premio de Composición AEOS-Fundación BBVA, que le acaban otorgar. Por aquí apenas lo conocemos. Su carrera la está desarrollando sobre todo en Reino Unido. Y allí es donde ha hecho un interesante experimento. En su ópera Miracle! recicla los cantos de los hooligans del Sunderland en melodías líricas. Ya ha recibido premios por semejante hallazgo. Espero verlo pronto en España.



Alberto Conejero no cesa. Ya está listo el montaje de Todas las noches de un día, que reunirá a Carmelo Gómez y Ana Torrent en 2018. Lo dirigirá Luis Luque y me cuentan que será, además de un combate interpretativo, una batalla entre la vida y los recuerdos, entre el amor y sus fantasmas. La primera escala, en Las Palmas.