Albert Serra
Cineasta. Autor de Liberté
El coronavirus en el cine
Desgraciadamente no creo que esta pausa en la producción sirva para cambiar ninguna inercia importante en la industria española. Sin embargo, sí que creo que psicológicamente el cine de autor va a salir reforzado del confinamiento en relación a los espectadores. El consumo de banalidades habrá llegado a un grado tan elevado que no descarto que sobrevenga un hastío y un asco generalizados. El cine de autor podrá en estas circunstancias salvar al mundo de los clichés y las imágenes estúpidas que estos meses habrán colonizado nuestra mente a través de la televisión repetitiva, las redes sociales y las plataformas de contenidos masivos informes. El misterio, la ambigüedad interna, la fascinación visual y la poesía verdadera del no-sentido que aporta el cine de autor liberarán a la juventud de su esclavitud y desinfectarán nuestro imaginario del virus de internet. Porque el cine de autor será cada vez más complejo y demandará al espectador un esfuerzo positivo lleno de esperanza, con la promesa de un efecto transformador inédito para la mayoría de consumidores de imágenes.
"EL CINE DE AUTOR SALVARÁ AL MUNDO DE LOS CLICHÉS Y DE LAS IMÁGENES ESTÚPIDAS QUE ESTOS MESES HABRÁN COLONIZADO NUESTRA MENTE A TRAVÉS DE LA TELEVISIÓN, LAS REDES Y LAS PLATAFORMAS."
El paso del tiempo en general, e igualmente las desgracias imprevistas como la actual, refuerzan el valor de las imágenes de calidad. Ante la incertidumbre social y política, que la industria del entretenimiento no puede disfrazar ni contener, y que el periodismo no sabe explicar, el cine de autor responderá con imágenes más inciertas si cabe, que oscurcerán aún más la “trama” de nuestras vidas. Éste es el valor único de su modernidad: su impenetrable opacidad.
Esto sólo será posible si los creadores se preparan estos días de reposo para producir este tipo de imágenes.¿Cómo? Es difícil decirlo. En la creación de las imágenes del cine de autor hoy en día intervienen dos formas de energía casi contradictorias: el caos descontrolado del rodaje que inocula el no-sentido en su textura (impenetrabilidad) y el análisis crítico hipersofisticado que sanciona su elegibilidad en el montaje. La primera depende del carácter, la segunda se aprende.
Estos días aprovecho para releer a los grandes analistas de imágenes que más me han influenciado, mis ídolos, de los que he aprendido todo, pues paradójicamente he aprendido más a través de la palabra escrita que viendo películas: Jacques Lourcelles, Robin Wood, Godard, Truffaut, Paul Vechiali, Michel Mourlet, Many Farber, Luc Moullet, y mi adorado Amos Vogel (hace unos años promoví la nueva edición en francés de su obra maestra, Film As a Subversive Art, y escribí el prólogo). El cine de autor nace en los ojos de estos escritores, que a partir de los años sesenta descifraron en las imágenes de cine del pasado el significado oculto en la lógica de su combinatoria, es decir, en su estilo. En sus textos están todas las claves para crear el cine artístico del futuro, cuyas imágenes se diferenciarán de todas las demás que nos invaden por su infinito poder evocador y, por consiguiente, por la inquietante ambivalencia moral e ideológica que las habitan .
Jaime Rosales
Cineasta. Director de Petra
¿Qué debo hacer?
Vivimos instalados en lo que podríamos denominar una neurosis transformativa. Creemos que el mundo está cambiando drásticamente de curso a cada instante. Creemos estar viviendo giros jamás experimentados por generaciones anteriores. Cada nueva tendencia se convierte en un vuelco histórico sin precedentes y en una brújula perfecta para la anticipación de un futuro nunca imaginado. No tenemos consciencia del grado de distorsión transformativa al que estamos sometidos. Sufrimos una profunda miopía que nos impide ver la realidad de forma clara. La Historia es la historia de las constantes transformaciones tecnológicas, sociales, políticas y culturales. Nada nuevo bajo el sol. Somos una generación más. Malas noticias para nuestros egos: no somos tan especiales. Lo que nos pasa le ha pasado a otros y volverá a pasarle a otros más cuando nosotros ya no estemos. Y si no dejamos obras suficientemente relevantes, las generaciones futuras ni siquiera nos recordarán.
Viene a cuento esta reflexión porque el coronavirus no es más que un virus más, valga la redundancia. Es el que ahora nos afecta y se ha extendido en un tiempo récord por todo el planeta fruto del enorme flujo de gente que viaja de un lado a otro. Pero no es el virus más letal que ha conocido la humanidad, ni que probablemente llegue a conocer en el futuro. Y no debemos olvidar que la extensión de la pandemia ha sido tan rápida como rápida ha sido la respuesta para tratar de contenerla. La tecnología ha ido en ambos sentidos: en el de la propagación y en el de la contención. Jamás hubo una contención planetaria tan drásticamente implementada .
"NO SOMOS TAN ESPECIALES. LO QUE NOS PASA LE HA PASADO A OTROS. TRAS EL PASO DEL CORONAVIRUS, ‘CHICO CONOCE A CHICA’ SEGUIRÁ SIENDO EL MEJOR ARGUMENTO PARA UNA PELÍCULA."
Hablemos de estética. ¿Cambiará esta situación el fondo, la forma, los temas y los medios de fabricación de imágenes? Yo espero que no. Yo veo este momento no tanto como un punto de inflexión en el rumbo de la Humanidad, como un paréntesis en el curso de nuestras vidas. Un paréntesis que por desgracia tendrá un coste en vidas humanas elevado. Las personas que sufran las pérdidas de seres queridos no saldrán igual. Es muy triste. Doloroso. Pero si hablamos del impacto estético de esta crisis epidemiológica, no creo que deba ser importante.Creo que los problemas estéticos palpitantes de nuestro tiempo son los mismos antes y después del coronavirus. Las preguntas esenciales son las mismas. Son las que se planteaban nuestros parientes no tan lejanos, los griegos. Son las tres preguntas que enunció tan sintéticamente Kant: ¿Qué es el ser?¿Qué puedo esperar? ¿Qué debo hacer?
Me he hecho estas tres preguntas toda mi vida adulta. Tal vez la más importante sea la tercera pues nos lleva a la necesidad de resolver cuestiones prácticas. Como artista, mi respuesta al ¿qué debo hacer? es hacer, año tras año, obras mejores. Obras que iluminen con mayor precisión los enigmas de nuestra naturaleza escurridiza. Obras que retraten desde lo concreto lo abstracto de nuestro ser trascendente. Tras el paso del coronavirus, ‘chico conoce a chica’ seguirá siendo el mejor argumento para una película.