Luis García Montero
Director del Instituto Cervantes
La herencia es un reto
Durante 2021 hemos celebrado los 30 años de la fundación del Instituto Cervantes. El buen trabajo de la plantilla y las sucesivas direcciones ha hecho posible que el Cervantes se extienda con prestigio junto a otras instituciones europeas centenarias. Pero el orgullo de un trabajo bien programado y realizado sólo tiene sentido si invita a plantearnos los retos imprescindibles para los próximos años. Se trata de seguir trabajando por la cultura en español, un tesoro compartido con casi 600 millones de personas, y por las otras lenguas y culturas de las regiones y nacionalidades de España. Así lo mandan los decretos reguladores de 1991 y 2014.
La imagen de España fuera de España es mejor que la imagen de España dentro de España. Y ese es nuestro ámbito de trabajo. A pocas sociedades les conviene tanto invertir en cultura
Los retos de la institución tienen que ver con las dinámicas del horizonte internacional. Este año hemos puesto en marcha un centro en Dakar, Senegal, con una extensión en Costa de Marfil. El crecimiento demográfico de África, que se multiplicará por cuatro en los próximos años, nos exige una respuesta que extienda nuestra visibilidad y nos permita conocer la situación. Buscar formas de diálogo digno entre Europa y África pasa por darle protagonismo a la cultura.
En 2021 se aprobó la apertura de un centro en Los Ángeles. Intentaremos ponerlo en marcha en 2022. EE.UU. es ya el segundo país en número de hablantes nativos de español. Los hispanos norteamericanos forman la octava economía del mundo. Trabajar en California, con su fuerza cultural y tecnológica, nos ayuda a consolidar el prestigio del español como lengua de futuro, respondiendo a las interpretaciones negativas que quisieron caricaturizarlo en EE.UU. como una lengua de pobres. El cine, la música hispana y las tecnológicas nos ayudarán.
En 2022 debemos cumplir por fin el deseo de que se apruebe la conversión del aula de Seúl en un centro de referencia asiática, ampliando así el trabajo realizado desde China, Japón y Filipinas. No hay que justificar mucho la necesidad de participar desde dentro en las dinámicas protagonistas que Asia dirige en el mundo.
La extensión de nuestra red tendrá sentido si a través de ella seguimos representando la imagen de una España orgullosa de su cultura plural, democrática y modernizadora. Enseñar un idioma es mucho más que enseñar un vocabulario. Es frecuente que las declaraciones políticas se entiendan como programas interesados y poco independientes a la hora de vender la imagen de un país. Sin embargo, la imagen que dan el cine, la música, la literatura, la danza y el arte españoles comunican con verosimilitud la vitalidad de un país que tiene las mismas contradicciones de las democracias más adelantadas, pero muchos atractivos poco frecuentes en el mundo. La imagen de España fuera de España es mejor que la imagen de España dentro de España. Y ese es nuestro ámbito de trabajo. A pocas sociedades les conviene tanto invertir en cultura.
Pero el reto más importante es llevar esta voluntad democrática a las transformaciones de la cultura digital y de la llamada inteligencia artificial. Las máquinas pertenecen a los seres humanos. Son nuestra responsabilidad. Convivir con ellas en español implica la voluntad de no ser manipulados por ningún interés extraño.
Santiago Múñoz Machado
Director de la Real Academia Española
El buen uso del español
El buen uso de nuestra lengua está prescrito en tres obras que la Real Academia Española editó por primera vez en el siglo XVIII: el Diccionario, la Ortografía y la Gramática de la lengua española. Desde hace más de dos siglos son también las tres columnas que sostienen la unidad del castellano. La Academia ha conseguido, a lo largo de sus trescientos años de existencia mantener la autoridad necesaria para que sus obras sean entendidas como normas de obligado cumplimiento.
La Real Academia Española está preparando respuestas al riesgo de fragmentación del español por la inteligencia artificial y a la creación de dialectos digitales
En ello seguimos acompañados por las veintidós academias de la lengua establecidas en todo el mundo, reunidas en la ya septuagenaria Asociación de Academias de la Lengua Española. ASALE es una institución de extraordinario valor para la cooperación internacional que profesa la cultura del panhispanismo, una idea policéntrica y federativa del buen gobierno que no tiene equivalente en ninguna otra lengua.
Impulsamos muchos proyectos, además de los indicados: le hemos dado nueva vida al proyecto de más largo alcance de la RAE, el Diccionario Histórico de la Lengua Española, que aspira a escribir la biografía de cada una de las palabras que integran su léxico. Estamos empeñados en mejorar la información sobre las variantes americanas del español. También en ampliar la apertura a los diccionarios de especialidad. Desarrollamos gramáticas para estudiantes de cada región lingüística americana. Seguimos editando nuestros clásicos y preparamos antologías de la literatura hispanoamericana, etcétera.
Nos estamos enfrentando a los retos que nos propone la revolución digital. Por ejemplo, está provocando una gran transformación de la estructura y contenidos del Diccionario de la Lengua Española (DLE), que recibe cada año mil millones de visitas. Realmente es una cifra impresionante que revela la proyección universal y la influencia de la obra académica. Pero trabajamos ahora sobre una gran base de datos que, en pocos años, incrementará las 94.000 palabras y acepciones que contiene el DLE, permitirá conocer sus significados, etimología, sinónimos y antónimos, la historia y transformaciones de cada palabra, ofrecerá ejemplos de uso, conectará con diccionarios de especialidad en los que seguir profundizando, resolverá dudas lingüísticas...
Por otra parte, la RAE está preparando respuestas al riesgo de fragmentación del español por la inteligencia artificial y a la creación de dialectos digitales. Hemos formulado diversos programas que desarrollaremos con el apoyo de los fondos europeos de recuperación para que el español gane espacio en los ecosistemas digitales. Ampliamos nuestros corpus y bancos de datos para que sean los más copiosos y utilizados del mundo. Y estamos celebrando acuerdos con las empresas tecnológicas para que usen nuestros recursos lingüísticos en el entrenamiento de sus máquinas, de modo que la utilización del español por los correctores automáticos, traductores, asistentesde voz, teclados inteligentes o cualquier herramienta, se adecue a criterios éticos y respetuosos con los derechos, y siga las reglas de la Academia. La RAE certificará el correcto uso del español por la inteligencia artificial y mantendrá un observatoriosobre la calidad y accesibilidad del español en cualquier entorno.