No importa sobre qué hable el libro del mes en el club de ensayo que organizamos en Punzadas (migración, ecologismo, burocracia, turismo…), la solución a la que llegamos tras una hora de discusión siempre parece ser la misma: la idea de comunidad. Lo público, lo colectivo, lo común como respuesta ante muchos de los problemas que agitan nuestro presente.

Después de casi un año de este ciclo de clubs (donde leemos sobre todo títulos de la colección Nuevos Cuadernos Anagrama), empieza a surgir la siguiente pregunta. Vale, la comunidad; pero, ¿cómo?

Hace poco terminé la serie Celeste, creada por Diego San José y protagonizada por Carmen Machi que se puede ver en Movistar Plus +. Celeste narra la última misión de Sara Santano, una inspectora de Hacienda a punto de jubilarse. Enseguida nos enteramos de que hace unos años a Sara se le escapó un futbolista que había defraudado al Estado varios millones de euros.

La huella de ese fracaso la llevará a hacer todo lo posible por demostrar que la cantante mexicana Celeste, número uno en todas las listas de éxitos musicales, ha pasado 184 días en España, los necesarios para que tenga la obligación de tributar en el país.

La serie es ingeniosa y muy original y se mueve entre el thriller y la tragicomedia; es una delicia ver cómo todos los personajes se echan a temblar cuando Sara utiliza su carnet de inspectora de Hacienda como una llave capaz de abrir cualquier puerta y derribar cualquier negativa a colaborar (un poco como el sonic screwdriver del Doctor, para los lectores más friquis).

'Celeste' resalta la importancia de articular una reflexión sobre lo público y los impuestos desde la ficción, el ingenio y la creatividad

Pero más allá de la brillante premisa (el inspector de Hacienda no como el personaje anodino y gris, sino como un héroe casi mítico en una odisea por cazar al villano), lo mejor de la serie es que aborda una de las cuestiones fundamentales que vertebra nuestra posición como ciudadanos y votantes: ¿más o menos impuestos?

Celeste resalta la importancia de articular una reflexión sobre lo público y los impuestos desde la ficción, el ingenio y la creatividad. Y lo necesitamos ahora más que nunca, cuando la pertinencia y necesidad del Estado se ponen en duda de manera constante.

En la entrevista que le hizo Pepa Blanes en la SER, Diego San José afirmaba: “Los impuestos son la manera más coherente que tenemos de relacionarnos políticamente con nuestra ideología. Los impuestos dicen mucho más de nosotros que lo que nosotros decimos de nuestra ideología”, y hablaba de la flagrante “falta de conciencia” fiscal que sufrimos en España.

Si vamos a seguir pensando esta cuestión quizás tengamos que hacerlo de la mano de artistas, cineastas y actrices. O de presentadores de televisión: hace poco David Broncano, al recoger el Premio Ondas al Mejor Programa de Entretenimiento por La Revuelta, daba un discurso que también resaltaba la importancia de lo público. El cómico y entrevistador que siempre anda preguntando a sus invitados por el dinero que tienen lleva años defendiendo lo crucial de pagar impuestos.

Quizás esto sea también lo que nos venga bien de vez en cuando: que una persona con el altavoz y el privilegio económico de David Broncano hable con naturalidad del deber fiscal, de la imposibilidad de sostener las estructuras de nuestro bienestar sin la contribución de todo el mundo y muy especialmente de quienes más tienen.

Menos mal que existe Celeste y que existe Broncano. Ahora, cada vez que en un club de lectura hablamos de la idea de comunidad, me acuerdo de Carmen Machi sacando su carnet de inspectora y de todas las cosas que nos quedan por hacer y por defender, y me da un poco de vértigo pero también un poco de esperanza.