ROOSEVELT. Stanley Kubrick fue un pésimo estudiante en el instituto Taft del Bronx. Suspendía asignaturas de continuo y se fumaba muchas clases. Le interesaban mucho más el jazz, el ajedrez, las películas y las chicas. Y la fotografía. Según cuenta John Baxter en su biografía del cineasta, su padre le regaló a los trece años una Graflex, y no paraba de hacer fotos.

Un día vio en un quiosco los periódicos que anunciaban la muerte del presidente Franklin D. Roosevelt, esperó a pillar al quiosquero con cara de indiferencia y hastío y disparó varias fotos. Corrió a su casa, las reveló y dio una por buena. Voló a la redacción de Look –la publicación gráfica más importante del momento después de Life– y logró venderla por veinticinco dólares. Look publicó la foto el 26 de junio de 1945. Kubrick tenía 16 años, y ahí empezó su carrera de fotógrafo, que se prolongó en la revista hasta 1950.

Se conservan unas 15.000 fotografías hechas por Kubrick para Look, reportajes sobre la vida en Nueva York. Kubrick ya admiraba a un fotógrafo de sucesos –asesinatos, suicidios, incendios…– llamado Arthur Fellig y conocido como Weegee, con su puro al morro y su Speed Graphic siempre a cuestas, del que podemos ver ahora una exposición en Mapfre.

WEEGEE. En 1945, el año en el que Kubrick comenzó a trabajar en Look, Weegee publicó Naked City, su más importante libro de fotografías. Tres años después, Jules Dassin, inspirándose en la atmósfera callejera y delictiva del libro de Weegee, rodó en las calles de Nueva York La ciudad desnuda –obra maestra, insuficientemente conocida, que está en Filmin– y contrató a Fellig como asesor y foto fija. Sin acreditar. Stanley Kubrick, por encargo de Look, estuvo en el rodaje, pero su trabajo no llegó a publicarse en la revista.

Es fácil encontrar en internet varias de las fotos que Kubrick hizo en el set de esa película. Hay estudiosos norteamericanos que opinan que las imágenes de Weegee influyeron en las dos películas noir de Kubrick, El beso del asesino (1955) y Atraco perfecto (1955). Hay que tener cuidado con entusiasmarse y atribuir a Weegee demasiada influencia en el cine negro, que tiene sus propios orígenes y que bebió mucho de los fotógrafos del expresionismo alemán.

Se conservan unas 15.000 fotografías hechas por Kubrick para 'Look', reportajes sobre la vida en Nueva York

SÁTIRA. Lo que es seguro es que Kubrick contrató a Weegee tiempo después, también como asesor y foto fija, cuando rodó Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? (1963), su insólita y espectacular comedia negra sobre un posible holocausto nuclear por accidente. Las imágenes de un Weegee ya sesentón, y siempre con el puro al morro, en el rodaje y sobre el rodaje son innumerables. Especial valor tienen las de una pelea de tartas en la famosa Sala de la Guerra de la película, que Kubrick rodó con el propósito de incluirlas al final, pero luego las desestimó.

Y es que Kubrick cambió la grave seriedad de Red Alert (1958), la novela del galés Peter George que tomó como punto de partida, para reconvertirla en una sátira con la ayuda del irreverente Terry Southern. En la novela de George ni siquiera figuraba –su autor lo incorporó después– el personaje del doctor Strangelove, el antiguo y enloquecido nazi de la película con síndrome de mano alienígena, que fue uno de los tres interpretados por Peter Sellers con un acento ridículo pseudoalemán en el que fue instruido por Weegee, nacido en la actual Ucrania.

Los interesados por el fotógrafo harían bien en localizar en Amazon Video o Apple TV la magnífica El ojo público (1992), de Howard Franklin, en la que Joe Pesci da vida, dentro de una intriga criminal, a Leon Bernstein, un alter ego de Weegee. Sólo sea por volver a ver a Barbara Hershey.