Especial: Lo mejor del año

Desde que abandoné el reseñismo, leo más o menos sin brújula, es decir, de manera intuitiva y caprichosa, sin ánimo cartográfico. El eje de mis lecturas lo determinan los libros que me corresponde cuidar como editor, y que afortunadamente suelen ser libros valiosos e importantes. Durante este año 2018, por ejemplo, han visto la luz, a mi cuidado, tres libros extraordinarios, no tengo empacho en decirlo, que no dudo recomendar vivamente: los Diarios de Arthur Schnitzler (Ediciones Universidad Diego Portales), Autobiografía, diarios y otros escritos, de Franz Grillparzer (Galaxia Gutenberg) y Cartas, 1900-1914, de Franz Kafka (Galaxia Gutenberg). Los tres han sido traducidos (con esfuerzo y años, quede claro) por el siempre confiable Adan Kovacsics, responsable además de la selección, presentación y notas de los dos primeros.

Yo mismo me ocupé de la selección y presentación de la que tengo por una notable “novedad” del año en narrativa española: Besos humanos, de Francisco Ferrer Lerín (Anagrama). Aunque si tuviera que señalar mi novela favorita, entre las españolas del 2018, no lo dudaría: El rey recibe, de Eduardo Mendoza (Seix Barral). La decisión no es demasiado difícil por mi parte, pues he leído más bien pocas. Entre las que más me han interesado: Cara de pan, de Sara Mesa (Anagrama) y Duelo de alfiles, de Vicente Valero (Periférica). Leí, cómo no, Ordesa, de Manuel Vilas (Alfaguara), pero me disgustó bastante, y me deprimen su éxito y su celebración.

Desde que abandoné el reseñismo, leo más o menos sin brújula, es decir, de manera intuitiva y caprichosa, sin ánimo cartográfico

El año comenzó con el fallecimiento del ya centenario Nicanor Parra, y el mejor modo de conmemorarlo fue leer la excepcional crónica biográfica que sobre él publicó Rafael Gumucio: Nicanor Parra, rey y mendigo (Ediciones UDP), que pronto publicará en España Literatura Random House. Por cierto que, entre los autores que publica esta editorial, también este mismo año han fallecido dos de los que ocupaban sin duda la cima del arte narrativo de nuestro tiempo: V.S. Naipaul y Philip Roth. Del primero apareció este mismo año, antes de su muerte, El escritor y el mundo (Debate), magistral colección de reportajes. Del segundo se recuperó, al poco de morir él, ¿Por qué escribir? (Literatura RH), suculenta antología de ensayos, entrevistas y discursos. A una altura comparable permanece J.M. Coetzee, de quien también este año ha aparecido un notable libro de relatos: Siete cuentos morales (Literatura RH). Y no quisiera olvidarme de La mujer singular y la ciudad, de Vivian Gornick (Sexto Piso), que repite e incluso aumenta el deslumbramiento de sus Apegos feroces. En el campo de la crítica literaria, obligatorio destacar dos libros tan instructivos como encantadores: Algunos libros, de E.M. Forster (Alpha Decay) y Correo literario o cómo llegar a ser (o no llegar a ser) escritor, de Wislawa Szymborska (Nórdica).

Entre las pequeñas editoriales que siguen surgiendo como setas entre los pinos de los grandes sellos, saludo muy en particular a dos: Tresmolins, que este año ha debutado con dos escogidas joyas (Una vez más para Tucídides, de Peter Handke, y la Poesía completa de Ingeborg Bachmann), y Trampa, que se ha estrenado con un precioso y cuidado volumen: Oliverio al alcance de todos, que reúne toda la poesía publicada en vida por Oliverio Girondo.

Siguiendo con la poesía, entre los libros publicados este año que conservaré y releeré destaco El salto del ciervo, de la portentosa Sharon Olds (Igitur), La zozobra de la lengua, del surrealista rumano Gherasim Luca (El Desvelo) y, mucho más cerca, El futuro (Candaya), título que ha dado a su poesía reunida el poeta chileno Bruno Montané, viejo amigo de correrías de Roberto Bolaño, con cuya poesía poco tiene que ver la suya, por cierto. Entre los clásicos imprescindibles, y de nuevo iluminados por una versión en este caso excelentísima, imposible no mencionar la que José María Micó ha hecho de la Comedia de Dante (Acantilado).

El último libro leído por mí antes de escribir estas líneas es un póstumo del inolvidable Fogwill: La romana (Blatt & Ríos), excelente cosecha de viejos relatos inéditos.

Y para terminar esta atropellada revista, dos novedades impagables del impagable Bop Pop: Un miércoles de enero (Turner), incisiva “instantánea” de la prensa española observada en un único día, y la continuación de sus originalísimos diarios “corales”: Días ajenos. Otoño-invierno (Somos Libros).