Image: Los nuevos insumisos

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Primera palabra

Los nuevos insumisos

7 marzo, 2001 01:00

Las anomalías editoriales podrían verse como guerrillas culturales, a veces explícitamente políticas, síntoma también de un malestar profundo, o bien en pos de otros horizontes intelectuales y literarios, un gran rechazo también al vigente modelo
cultural, o más precisamente acultural

Uno de los pasos más significativos y estimulantes de estos ultimísimos tiempos (en algunos casos sólo semanas) es la súbita eclosión de un puñado de sellos editoriales con unas intenciones radicalmente literarias y culturales, tras los pasos de la senior de las junior, Lengua de Trapo, cada vez más consolidada. Así, los editores de Numa, en Valencia, a quienes no arredra la exigencia: han empezado con el gran irlandés Flann O´Brien y el argentino Marcelo Cohen. Y han inaugurado una nueva colección de carácter político con el título de "Viva la República". O la editorial Trea en Gijón, rememorando al santo bebedor, Joseph Roth, o visitando La biblioteca desconocida con Luciano Canfora.

En Madrid tenemos ensayo y poesía en Acuarela, veteada por la radicalidad situacionista, no en vano Guy Debord es uno de sus primeros autores y en la que también se encuentran autores tan incorrectos como Michel Hoellbecq y Denis Cooper. Las literaturas del este de Europa encontrarán albergue en Metáfora y en Líttera. Y, claro está, las ediciones del Taller de Mario Muchnik, en las que mi viejo (aunque cada vez más juvenil) amigo y colega dispara sus propios dardos desde su torreón o nos sugiere nuevos autores, propulsados por la gasolina de Kenizé Mourad, sin olvidar, claro está, su segunda y (seguramente no última) singladura memorialística, Banco de pruebas (Memorias de trabajo, 1949-1999). También, en febrero del 2000, o sea, anteayer, ha aparecido "Narrativa Breve", la nueva colección de Páginas de Espuma que se inició recientemente con títulos sobre temas cinematográficos.

En Barcelona, se puede encontrar en áltera tanto a Lope de Vega como a Pieyre de Mandiargues con El margen, la novela ambientada en el Barrio Chino barcelonés. En DVD poesía y narrativa y en Igitur monográficamente poesía. Anteayer, como quien dice, Minúscula ha iniciado su andadura con apuesta italo-mitteleuropea, Marisa Madieri, Elio Vittorini, Egon Erwin y Kisch y de nuevo Joseph Roth. Jaume Vallcorba, de Quaderns Crema, una de las más selectas editoriales catalanas, ha iniciado con su cuidado habitual las publicaciones en español de El Acantilado. Y a destacar en especial una iniciativa a contracorriente de la concentración: Pedro del Carril y Sigrid Kraus, responsables de Emecé España, donde hicieron una excelente labor, se han desgajado de la casa madre argentina y se han rebautizado como La Salamandra, bajo auspicios tan vigorizantes como Sándor Marai y los Harry Potter. También son recientes varias editoriales dedicadas exclusivamente al ámbito ensayístico como Octaedro, Límite, Idea Universitaria, Seguitur, Alikornio Robel.

Por último, cabe destacar aquellas revistas culturales que aguantan la dura competencia de los poderosos suplementos culturales de la prensa diaria, como Lateral, que acaba de cumplir cinco años bajo la batuta de Mihaly Dés, acaso con aquella astucia húngara que hizo célebres a sus compatriotas de Hollywood; también Archipiélago, pilotada por el excelente novelista González Sainz, una revista de un calado intelectual que admite escasos parangones y no sólo en el ámbito peninsular. Y hace unas semanas en Anagrama fletamos la edición española de Autodafé, la revista semestral del Parlamento Internacional de Escritores, que se publica simultáneamente en cinco idiomas; un esfuerzo y un logro ciertamente admirables, por los que hay que felicitar a su director Christian Salmon.

Resulta significativo que surjan iniciativas tales en un paisaje que parecía ya colonizado, sin resquicios. Son como síndromes, síntomas, de un profundo malestar. En los sesenta se produjo un Gran Rechazo generalizado, explotó una protesta juvenil respecto a un destino gris, unos hábitos cloroformizados, unas injusticias sociales aparentemente inmutables.

Ahora, el neoliberalismo -que ha creado tantas fracturas sociales y ha convertido el mundo en un mercado cautivo al que se le hace engullir mercancías fácilmente digeribles y más fácilmente renovables- gobierna ya sin enemigos, según el evangelio del pensamiento único. Pero hace poco tiempo surgió en Seattle la primera e inopinada protesta radical, a modo de incruentas "guerrillas" sociales, y esta protesta no parece que vaya a dejarse acogotar.

Las "anomalías" editoriales antes aludidas, en este inventario que no pretende ser exhaustivo, podrían verse como guerrillas culturales, síntoma también de un malestar profundo, a veces explícitamente políticas, o bien en pos de otros horizontes intelectuales y literarios, un Gran Rechazo también al vigente modelo cultural, o más precisamente acultural, papillas predigeridas bajas en calorías, una escritura light, un menú único, que nuestros nuevos héroes, quizá un tanto ilusos pero con ilusión, se niegan a consumir.

Mi más cordial bienvenida a los nuevos insumisos.