Primera palabra

La evolución del humorismo

Por Chumy Chúmez

24 abril, 2002 02:00

Chumy Chúmez

Ahora el humor gráfico se divide en dos clases bien definidas: el humor responsable, politizado en el buen sentido de la palabra, dócil a la línea que señalan los pensamientos de nuestros superiores, y el humor anárquico y pseudorrevolucionario, amante de los niños negros

Nos vamos a referir solamente al humor gráfico en la prensa, porque la prensa ha sido en el último siglo una pobre mujer arrastrada por el moño o una honrada esposa de virtudes romanas olvidadas o una perdida vendida al mejor postor como se decía antes cuando había postores y licitadores de las verdades y de las mentiras.

Antiguamente, cuando la post-guerra, el humor en la prensa era obligatoriamente infantil y candoroso como un mamoncete recién nacido mordisqueando la teta de mamá.

"La Codorniz" era el niño travieso que vivía de la teta-humor de mamá y del biberón del humor extranjero del que se nutrió durante muchos años porque los productos nacionales estaban descompuestos en sus sepulcros, en sus exilios o en sus censuras públicas o privadas.

En "La Codorniz" de Miguel Mihura y de Tono se reproducían páginas enteras de humor italiano fascista, de humor norteamericano y de humor francés. Las demás páginas las llenaban los textos o los dibujos de Miguel Mihura, de Tono, de Enrique Herreros hasta que desfallecidos de hacer humor vendieron la revista a los señores Pradera, Godó y Pombo Angulo.

Y así, álvaro de Laiglesia asió las riendas de una "Codorniz" que en manos de Miguel Mihura, todo hay que decirlo, apenas se vendía. álvaro de Laiglesia transformó la revista y fue incorporando a la lista de sus colaboradores a todos los que poco a poco fuimos formando el gran rebaño de escritores y dibujantes de "La Codorniz". De esas redadas brotaron Gila, Mingote y los demás humoristas que conformábamos la lista de los colaboradores que cobrábamos por nuestros trabajos unos dineros más o menos escasos, más bien tirando a menos que a más.

"La Codorniz", tanto la de Miguel Mihura como la de álvaro de Laiglesia se nutrió de humoristas no profesionales que cuando falleció la revista se fueron a sus casas sin vivir angustias económicas pero con unas grandes penas y ojeras porque escribir en "La Codorniz" daba sentido a sus vidas. Escribían con más pasión que los profesionales, los que vivían de esas cosas.

Lo mismo pasó con los dibujantes que, generalmente, eran arquitectos. Recuerdo sobre todo a Manolo Jaén y a Nacher. Manolo Jaén era comunista y se salvó de ser fusilado en la guerra porque su ángel de la guarda era de derechas, supongo.

La armonía entre todos nosotros era admirable a pesar de que entre los colaboradores había ex presidiarios políticos, reconocidos falangistas, militares, jefes del ejército del Aire... Allá andábamos todos tan amigos. En "La Codorniz" había empezado la paz.

Otros semanarios de humor, "Hermano Lobo", "Por Favor" y otros de menos cuantía fallecieron también engullidos por la prensa diaria, por las libertades controladas que nos otorgó el Sr. Fraga Iribarne, por las revistas de los culos al aire y, finalmente, degolladas por las guillotinas de los llamados medios audiovisuales.

Los humoristas antiguos, los que vivían en el Arco Iris del humor y sus colorines dieron lo que los izquierdosos de entonces llamaban "un salto cualitativo", saltos que, como decía Lenin, son provocados inexorablemente por los cambios cuantitativos.

Así hablábamos entonces los jóvenes de trenka y muro de Berlín incólume.

En la prensa diaria, fallecidos los semanarios, el humor se transformó en un humor didáctico y aleccionador y, a veces, gracioso como Dios manda.

No crean que exagero. Quienes critican, se burlan o ríen de las ideas ajenas están afirmando la verdad de las suyas propias aunque sean ideas sin germinar, generales y vaharosas (palabra que por cierto no existe en el diccionario de la Real Academia Española, aunque existe "vaharina", que hace un poco más como de ropa interior de señora llena de virtudes y sonrojos, que todavía las hay).

Ahora el humor gráfico se divide en dos clases bien definidas: Por un lado, el humor responsable, corrector, politizado en el buen sentido de la palabra, dócil a la línea que señalan los inescrutables, aunque absorbidos, pensamientos de nuestros superiores, y por otro lado el humor anárquico y pseudorrevolucionario, amante de los niños negros y de las bombas que estallan (desgraciadamente con poca frecuencia) en las ingles de los mercenarios de occidente.

Han sido unos cambios importantes. De la censura, los expedientes, las sanciones, las multas y los meses de no poder publicar nada con su nombre como le sucedió al abajo firmante y a otros desdichados como yo, hemos pasado a las educadas libertades de las democracias occidentales. Virtuosas y generosas, siempre dispuestas a imponer la justicia y el orden donde los intereses de nuestros superiores los Estados Unidos del Norte de América, por nuestro bien lo ordenan.