Image: La farsa del premio Cervantes

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Primera palabra

La farsa del premio Cervantes

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

30 noviembre, 2006 01:00

Luis María Anson

Vaya por delante que la mayoría de los premiados con el Cervantes se lo merecían y que no trato de fragilizar méritos literarios incuestionables, sino de denunciar, una vez más, ante la opinión pública, la gran farsa a la que estamos sometidos. La tropelía se puede cometer pero no impunemente. El Cervantes es un premio absolutamente politizado que debería otorgarse directamente en Consejo de Ministros.

He sido en una ocasión jurado del Premio Cervantes. He asistido, en la Universidad de Alcalá, a todos los actos de entrega sin excepción hasta que hace tres años, en tiempos de Aznar, tuve conciencia de la farsa y la denuncié. Asustada por la repercusión de la denuncia, la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, se permitió decir: "Nosotros pagamos y nosotros mangoneamos. No faltaría más. El mundo de la literatura está formado por escritores, periodistas y gentes aún peor. Lo que vamos a hacer es nombrar a Anson miembro del jurado y así se le tapa la boca". En efecto. Un alto cargo del ministerio me llamó, bastante compungido, la verdad, para ofrecerme ser miembro del jurado del Premio Cervantes.

-Es un gran honor para mí- contesté-. Pero no puedo aceptar. Fui una vez miembro del jurado cuando no sabía cómo se cocía el asunto. Ahora que conocemos cómo se nombra el jurado no es de recibo mantener la fórmula. Hay que rectificar, entre otras cosas porque el Ministerio de Educación y Cultura implica al Rey en los actos de entrega".

Así es que en lugar de aceptar, me porté como un periodista y lo conté todo en una canela fina: la farsa y el intento de sobornarme.

Me he dirigido, en fin, varias veces al nuevo director general del Libro, hombre culto y moderado, y a su ministra, recibiendo la callada por respuesta. Pues bien: los lectores de El Cultural deben saber que el jurado del Premio Cervantes está formado de la siguiente manera:

1. Nombre designado por el Gobierno a través de la Secretaría de Estado de Cultura.
2. Nombre designado por el Gobierno a través de la Secretaría de Estado para la Cooperación Internacional.
3. Nombre designado por el Gobierno a través de la Secretaría de Estado de Educación.
4. Nombre designado por el Gobierno a través del Instituto Cervantes.
5. Nombre designado por el Gobierno a través de la Dirección General de Relaciones Culturales.
6. Nombre designado por el Gobierno a través de la Dirección General de la Biblioteca Nacional.
7. Nombre designado por el Gobierno a través de la Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural.
8. Nombre designado por el Gobierno a través de la Dirección General del Libro.
9. Director de la Real Academia.
10. Premiado del año anterior.
11. Representante de las Academias Iberoamericanas.

No sé si habrán cambiado de nombre alguno de los organismos gubernamentales que cito. Lo que sí sé es lo que escribí hace tiempo: "El Gobierno, pues, hace y deshace lo que le viene en gana en el Cervantes. Se trata de un premio estrictamente gubernamental. Una farsa. Un tinglado cínico y escandaloso. Su descarada politización ahuyentó a la república de las Letras de la recepción que el Rey ofrecía en Palacio. Cada año Don Juan Carlos convocaba al mundo literario para celebrar el Premio Cervantes. Cada año hacía el ridículo porque los escritores de calidad, para no sumarse a la farsa, no atendían, en su inmensa mayoría, la invitación real y, salvo contadas excepciones, sólo acudía a Palacio la tercera división de nuestras letras. El Rey no se merece que le mezclen en semejantes enjuagues. Gracias a la experta sabiduría de Alberto Aza, se ha suprimido la recepción, que concentraba a la mediocridad literaria española, sustituida por una comida restringida".

Hay muchas soluciones para despejar las sombras de manipulación. El jurado, por ejemplo, podría estar formado por el último premiado; el director de la Real Academia Española; un académico de la Española en rotación para evitar repeticiones; un académico en rotación de la Academia mexicana; otro de la Academia argentina y otro del resto de las academias iberoamericanas, también en rotación. Se completaría con el presidente de la asociación de críticos literarios, el presidente de las Asociaciones de la Prensa y el director de la Real Academia de la Historia. éste es sólo un ejemplo de un jurado independiente, cuyos miembros acceden a él desde puestos electivos. Hay otras fórmulas.

Zig Zag

Si Dios lo tiene todo presente, si el destino está ya escrito, ¿de qué alcance real dispone el libre albedrío del hombre? Sobre esta incertidumbre abisal, Calderón, en plena madurez creadora, escribió El mágico prodigioso. Artesonado por el fulgor de una escenografía de vanguardia, Juan Carlos Pérez de la Fuente ha puesto toda su sabiduría de director al servicio del texto calderoniano, acentuando, sobre la disputa teológica, los amores desolados y terribles entre Cipriano y Justina. Gran espectáculo teatral en el Albéniz, un recreo para los aficionados a la escena. La interpretación es discreta, la escenografía impactante, la dirección sobresaliente. Pérez de la Fuente ha demostrado, y esta vez con creces, su calidad teatral y la sagacidad para entroncar el teatro clásico con la tensa actualidad.