Image: Teatro de Cámara Chéjov

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Primera palabra

Teatro de Cámara Chéjov

por Luis María Anson, de la Real Academia Española

15 marzo, 2007 01:00

Luis María Anson, de la Real Academia Española

La televisión rusa programó hace unos días un documental de casi dos horas titulado él se llama ángel Gutiérrez. Emocionante homenaje a un hombre que es una de las claves del teatro en España, al menos en los últimos treinta años.

Después de una larga, profunda, fecunda experiencia teatral en la Unión Soviética, ángel Gutiérrez fundó en Madrid el Teatro de Cámara Chéjov. Discípulo directo de Stanislavski, estudiante de dirección escénica en la Academia de Arte Teatral de Moscú, Gutiérrez montó y dirigió una docena de obras claves -de García Lorca a Pirandello, de Bernard Shaw a Sastre- en teatros moscovitas y aportó su vasta experiencia eslava al nuevo Tea-tro de Cámara que fundó en España. Lo dotó inteligentemente de una escuela de interpretación que destaca por la calidad y por la eficacia de la enseñanza.

ángel Gutiérrez hace lo que sabe y sabe lo que hace. Es catedrático de Interpretación en la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, ha conocido y tratado a los grandes de la escena europea y fue, además, amigo de Neruda, de Alberti, de Aragón, de Pasternak, de las Triolé. Es un gozo intelectual hablar con él, escuchar sus experiencias, la sombra herida de su palabra. Trabajó con un escultor próvido, el gran e inolvidado Alberto Sánchez, que era también escenógrafo. El exilio enalteció la obra de muchos artistas. Cuando llegaba a Moscú, Pablo Neruda buscaba, antes que a nadie, a Alberto Sánchez. ángel Gutiérrez, en fin, respira teatro por todos los poros de su piel.

Madrid, junto a Nueva York, junto a Londres, junto a París, junto a Buenos Aires, es una de las grandes capitales del teatro. Aquí se toma la temperatura de la expresión cultural y se enciende la escena con lo más destacado del teatro universal. Además, cerca de un centenar de compañías de teatro alternativo mantienen viva la inquietud joven y de vanguardia del arte escénico. El Teatro de Cámara Chéjov se ha situado en la equidistancia entre el comercial y el alternativo. En una sala que permite al espectador vivir dentro del escenario, ángel Gutiérrez ha puesto en escena en los últimos años a Goldoni y Molière, a Arbusov y Lope, a Tirso y Gogol, a Gorki y Strindberg, a Shakespeare y Cervantes, a Chéjov, claro, y a Dostoievski, y también a Arniches y los álvarez Quintero, amén de recitales poéticos de tanta envergadura como el que reunió a los mejores poetas checos desde Seifert a Holan, con su voz "de profunda madera desesperada".

Tengo en la cabeza y en la retina El tío Vania representado por el Teatro de Arte que creara Stanislavski. También Mi pobre Marat de Arbusov, aquel Lope espléndido El maestro de danzar o El sueño de una noche de verano. ángel Gutiérrez significa siempre en teatro calidad y seriedad. Es un director independiente que no hace concesiones a nadie.

Los lectores de El Cultural tienen cumplida y reiterada noticia de la actividad del gran director. Así es que acudí expectante a ver sus Encuentros con Chéjov. No era fácil hacer un montaje teatral sobre Casa con buhardilla y La novia. Con una escenografía fascinante, unos sobresalientes efectos de sonido, una lluvia realista que golpea tras la ventana y una interpretación más que correcta, ángel Gutiérrez descarga toda su sabiduría y electriza a los espectadores. No hay estridencias ni provocaciones. Ni vanguardismos decadentes ni retorcimientos escénicos. Gutiérrez ha resuelto la obra con sencillez y transparencia. Teatro auténtico, sincero y conmovedor.

Madrid tiene, en fin, varios focos claves de expresión cultural en pintura, música, ciencia, cine, artes escénicas. Uno de ellos es, sin duda, el Teatro de Cámara Chéjov con el que yo tenía la deuda de estas letras que hoy salen a borbotones de los puntos de mi pluma.

Zigzag

"Fermín Cabal ha escrito con admiración sobre la audacia pictórica de María José Bro. La conocí en los ochenta pero hace años que no sabía nada de ella. El matrimonio y los hijos la apartaron del ejercicio profesional. Profesora de la Facultad de Bellas Artes, ha vuelto ahora con una pintura que oscila desde el expresionismo abstracto en el que se formó hasta un intento de paisajismo crítico de calidades intensas. Fermín Cabal, con cierta imprecisión, identifica esos paisajes, cielo y tierra, con el I-Ching, el Yijing de la reciente versión española de Jordi Vilà y Albert Galvany. Discípula de Cillero, algo hay también de Cuixart en varios de los ensayos que María José Bro exhibe en su exposición de Barca Solar. Me presentó a la artista hace muchos años Mario Antolín en su galería. "No dejes de venir -me dijo Mario-. Pintora habemus". Y, efectivamente, con no pocas vacilaciones, con algunas indecisiones, allí había una pintora. Su retorno, después de tantos años, ha sido un redescubrimiento de paisajes incandescentes y ciclos fugitivos. Hay tensión y serenidad en su pintura, el sentimiento lírico del color y un entendimiento mental de la obra artística. "El arte como el hombre -escribió Cirlot- se encuentra entre dos fuerzas contrarias que lo solicitan. Una es la belleza de la serenidad absoluta, la otra la fascinación del abismo". A María José Bro hay que instalarla en la primera de esas fuerzas. La vibración de sus pinceles comunica la belleza plástica al espectador de forma intensa y tenaz".