Luis María Anson

El diario "El Mundo" ha hecho un buen servicio a la cultura española al denunciar la manipulación de libros de texto en varias comunidades autónomas. Además de administrar el derecho que tienen los ciudadanos a la información, los periodistas ejercen o deben ejercer la función del contrapoder: elogiar al poder cuando el poder acierta, criticar al poder cuando el poder se equivoca, denunciar al poder cuando el poder abusa, que es lo que ha ocurrido en este caso.

Uno de los errores medulares de la democracia española ha sido el trasvase de la educación a las competencias autonómicas. La pirueta empezó con Suárez pero ninguno de sus sucesores fue capaz de frenarla. La unidad de una nación se basa en gran medida en que niños y adolescentes reciban en líneas generales y con las debidas excepciones una educación común. El caos actual se pretende reconducir con la implantación de la Educación para la Ciudadanía, fórmula que enmascara la tentación totalitaria de educar a los niños para que, en el futuro, voten al partido socialista. Ahora el propósito aparece difuminado. Dentro de unos años, si el PSOE permanece en el poder, caerán las máscaras y quedará descarnadamente al descubierto lo que hizo Franco pero al revés: la formación de un espíritu nacional sobre los postulados socialistas con ciertos ramalazos masónicos. Una educación así entendida terminará repercutiendo en la cultura, en las diversas expresiones culturales, que quedarán en buena parte condicionadas. Por hacer una caricatura de lo que se puede conseguir desde el poder político, cuando en la Europa occidental se imponía en las artes plásticas la abstracción, en la Europa oriental se regresaba a un realismo siglo XVII, impuesto por el régimen comunista.

Entre los periodistas franquistas, el más destacado fue Emilio Romero. Refugiado en las faldas del Estado, alcanzó notable éxito con el diario "Pueblo". Luego cuando tuvo que batirse en libertad fracasó en la dirección de la revista "La Jaula"; fracasó al tratar de levantar "Informaciones"; fracasó al poner en marcha un nuevo diario. Romero se consideraba un hombre de izquierdas. "En parte, tienes razón, escribí un día, eres la izquierda de la extrema derecha. Pero eres extrema derecha, de la misma manera que Kruschef es la derecha de la extrema izquierda pero es extrema izquierda". No le gustó mucho al prócer franquista la definición, de la misma forma que Jordi Pujol aborrecía que se le recordara que estaba haciendo en Cataluña, con el idioma español, lo que Franco hizo con el catalán. Como irrita a Zapatero que se le recuerde que en la Educación para la Ciudadanía emplea la misma fórmula de Franco con la Formación del Espíritu Nacional.

La manipulación socialista de los libros de texto tiene, entre otros, un objetivo enmascarado: descristianizar España. No son pocos los españoles que coinciden con ese propósito. Son muchos también los que discrepan. No voy a entrar hoy en el fondo de la cuestión. Lo que sí creo es que, en una democracia limpia, no se pueden disimular los propósitos reales, sobre todo cuando se intentan llevar a la práctica bajo la tentación totalitaria de una educación dirigida.

Corresponde a los padres decidir la educación de los hijos. No al Estado. No sólo el Gobierno de la nación, sino varios gobiernos autonómicos, manipulan ya descaradamente la educación de los niños y adolescentes levantando así horizontes sombríos para la cultura española.