Image: Lecturas de verano

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Primera palabra

Lecturas de verano

16 julio, 2010 02:00

José Antonio Ruiz ha volcado su sabiduría periodística en un libro atrayente: Fútbol, pan y circo. El autor denuncia el falso apoliticismo del deporte y analiza el fútbol como la prolongación de la política por otros medios. Es un ensayo sagaz, luminoso, penetrante, con hallazgos que deslumbran. “Una Olimpiada -escribe- ha sido incluso la ocasión propicia de la que se ha servido una superpotencia para sacar los tanques a la calle aprovechando la distracción del respetable”. Hace mucho tiempo que no había leído un libro tan interesante como el de José Antonio Ruiz.

Manuel de León y Miguel A. F. San Juan han puesto al alcance de los lectores no especializados en ciencia, sus conocimientos y sus reflexiones sobre el determinismo de Aristóteles y Newton y el caos que zarandea hoy más que nunca a los descubrimientos científicos. La luna helada de Saturno, la de los bamboleos caóticos, debidos tal vez a su forma irregular y a su órbita elíptica, define para los autores de Las matemáticas y la física del caos una parte, una parte mínima, de la perplejidad con que los científicos se enfrentan a las revelaciones nuevas de la física.

Quico Sabaté fue el último guerrillero, el maquis abatido por Abel Rocha, tras el cerco del Somatén y la Guardia Civil. Un vestigio más de la crueldad que sucedió a la guerra incivil española. Acabo de leer, con diez años de retraso, el estupendo libro de Pilar Eyre sobre Quico Sabaté. Se trata de un relato novelado, bien robustecido por un formidable y contastado arsenal de datos.

Tengo en alta consideración a José Miguel Santiago Castelo como periodista y como poeta. Me ha reconfortado la lectura del libro homenaje que muchos autores ilustres le dedican, con testimonios de escritores vivos y de los que ya nos abandonaron. Víctor García de la Concha, Pablo García Baena, Jesús Fonseca, Juan Manuel de Prada, Carlos Aganzo, Luis Rosales, Luis García Jambrina y tantos otros desgranan nostalgias y elogios sobre la figura literaria de este escritor excepcional, bueno en el buen sentido de la palabra machadiana. Poesía para un existir con la palabra se titula el libro.

José María Carrascal, uno de los nombres grandes del periodismo español, ha escrito una biografía de José Ortega y Gasset con ambición de autobiografía porque relata la vida del filósofo a través de sus propios textos. Un acierto, por su interés y por su rigor. El autor de La rebelión de las masas es la primera inteligencia del siglo XX español. Como escritor, también se encuentra en cabeza. Nadie en el siglo XX ha escrito una prosa como la suya, tan limpia, tan original, tan sugestiva. Tiene razón Carrascal al subrayar la deuda que varias generaciones hemos contraído con Ortega y Gasset y su obra.

Antonio Fernández Alba, que es un filósofo de la arquitectura, ha preparado, ilustrado y prologado El marco de la belleza y el desierto de la Arquitectura, un ensayo erizante de Emilio Lledó, el filósofo más importante de la España actual, cuyo prestigio se ahonda sobre todo en las nuevas generaciones. “El lenguaje -afirma Fernández Alba en su prólogo- viene a ser como un dique seco contra el caos innominado: la palabra del filósofo Emilio Lledó, podríamos enunciar, es memoria antropológica en busca de lo correcto y, sobre todo, mirada ontológica, a la captura de lo esencial”.

Y para terminar, hoy, un libro no venal: La casa del coleccionista. Escrito a mano, así impreso, Laura Mira nos lleva de ilustración en ilustración por una casa en la que se rinde culto a la belleza y al arte y por la que desfilan los desnudos azules de Matisse, las guitarras de Pablo Picasso, las ensoñaciones de Kandinsky, las fábulas de Max Ernst, el infantilismo de Klee, los colores rosas y amarillos de Rothko o los delirios arborescentes de Klimt. La modernidad no excluye a Holbein ni a Messina ni a Francisco de Goya. Un libro sorprendente, en fin, este de Laura Mira que he leído y contemplado con gusto creciente.