Image: Solo somos el 10% del idioma

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Primera palabra

Solo somos el 10 % del idioma

19 noviembre, 2010 01:00

Pedro Sáinz Rodríguez, académico de la Española, académico de la Historia, consejero privado de Juan III, ministro de Educación, exiliado 30 años en Lisboa, hacía gala del lenguaje rahez, tan bien estudiado en España, un enigma histórico por Claudio Sánchez-Albornoz, mi admirado amigo. Salvo cuando había mujeres delante. Entonces se guardaba el rosario de tacos en la faltriquera y solía decir educadamente: “Me revienta con jota que Franquito trate al Príncipe como si fuera un paje”.

Pues a mí me revientan con jota algunas de las decisiones que, sobre ortografía, han tomado las Academias que rigen nuestra lengua y que trabajan bajo el denominador común de que es el pueblo el que hace el idioma. Tras el Concilio Vaticano II, el Santo Padre decidió erradicar el latín y que la misa se celebrara en las lenguas vernáculas. Me fastidió con jota la decisión pontificia, innecesaria en países como España, Francia o Portugal. Luego comprendí que el ecumenismo de la Iglesia Católica exigía la relegación del latín. Para los fieles chinos, indonesios, tailandeses, bengalíes o japoneses, la misa en latín no significaba nada y el idioma de Horacio se convertía en una rémora. Acertó, pues, el Sumo Pontífice, el supremo hacedor de puentes, al actualizar el alcance litúrgico de la más importante religión del mundo.

A mí me resultará muy difícil llamar ye a la i griega, escribir truhan sin acento o suprimir la tilde de los demostrativos que hasta ahora la exigían. Pero hay que poner los pies en la realidad. España representa solo (ya sin acento, incluso como adverbio) al 10% de los hispanohablantes. Somos el tercer país de habla española. Nos superan México y Estados Unidos y nos acosan Argentina y Colombia. Y en buena hora. La grandeza de la lengua de Cervantes y Borges, de Quevedo y Neruda, de Galdós y Vargas Llosa, es que en ella se expresan, como idioma materno, 450 millones de hombres y mujeres. Hemos desbordado al francés y, como idioma internacional, ocupamos el segundo lugar si bien a larga distancia del inglés, convertido en el latín del siglo XXI y basta para confirmarlo echar una ojeada a internet. Como idioma materno, por cierto, el español ha adelantado a la lengua de Shakespeare y Churchill.

El idioma, en efecto, lo hace el pueblo. La Academia sanciona el uso popular y lo convierte en normativo. La nueva ortografía, todavía a falta de las reuniones finales de las Academias, responde a las exigencias de los 450 millones de hispanohablantes, entre los que hay que buscar denominadores comunes. El limpia, fija y da esplendor está vigente, pero la clave hoy es mantener y consolidar la unidad del español, ese milagro que constituye el mayor tesoro cultural de los que nos expresamos en la lengua en que hablaba San Juan de la Cruz.

Dámaso Alonso lo vio con claridad e inició una cruzada en Iberoamérica para evitar que el español se fracturara en seis u ocho lenguas romances como ocurrió con el latín: francés, provenzal, italiano, rumano, castellano, catalán, gallego, portugués… El inolvidado Fernando Lázaro Carreter encabezó la vasta operación de la unidad del idioma que Víctor García de la Concha, con incansable actividad y sutil mano izquierda, ha consolidado, lo que nos ha albriciado a todos los que defendemos el idioma de Lope de Vega y de Lorca, de Octavio Paz y de Rubén Darío.

ZIGZAG

Hacía mucho tiempo que no leía un libro tan interesante como Agujeros negros y tiempo curvo, de Kip S. Thorne. Su deuda discipular con Einstein no le impide la crítica abierta de algunas consideraciones apuntadas por el autor de la teoría de la relatividad. Las enanas blancas, las ondas gravitatorias, los agujeros de gusano o las máquinas del tiempo se encienden en la ciencia o la imaginación de Kip S. Thorne para fascinar al lector. Stephen Hawking en el prólogo, se hace las preguntas que enturbian a Einstein: “…¿qué es lo que sucede con los objetos y la información que caen en un agujero negro? ¿Reemergen en algún otro lugar del Universo,o en otro Universo? ¿Y pueden distorsionar tanto el espacio y el tiempo que sea posible viajar hacia atrás en el tiempo?”.