Luis María Anson
El radiomensaje de Navidad de 1944 de Pío XII, Benignitas et humanitas, a favor de los aliados y del sistema democrático frente al totalitarismo fascista, le hacen comprender a Franco que la suerte está echada. Relega entonces, aunque solo en parte, a la Falange y nombra varios ministros, encabezados por Martín Artajo, teóricamente democristianos. Franco transforma el Estado fascista y totalitario en una dictadura militar pura y dura que mantuvo, reblandecida en los últimos años, hasta su muerte.
Este es el escenario en el que transcurre la última novela de Juan Manuel de Prada. Se titula Me hallará la muerte y, aunque el autor demuestra ser mucho mejor novelista que historiador, habrá que convenir el interés sin decadencia de su relato. Juan Manuel de Prada es ya uno de los grandes novelistas españoles actuales y, además, un hombre de letras. Le sigo desde sus primeros balbuceos y me asombra la maestría que ha alcanzado siendo todavía muy joven. Me hallará la muerte está construida sobre una sólida arquitectura narrativa y argumental, con un lenguaje de eficaz sobriedad, varios personajes psicológica- mente bien definidos y unos diálogos erizantes. Es el espejo puesto delante de la España incierta que se vivió después de la guerra incivil . Con un notable sentido del humor y de la actualidad, narra la llegada del Semíramis a la bocana del puerto de Barcelona mientras una multitud de catalanes emocionados entonan el Cara al sol. Era la época en que el diario La Vanguardia titulaba a toda plana cuando el dictador visitaba Cataluña: "Llega a Barcelona la paloma de la paz".
Aparte de personajes tan bien estudiados como el capitán Palacios, Prada se centra en Antonio y Carmen, que son algo más que delincuentes y que viven aventuras trepidantes hasta que Becerra le descerraja a Antonio un tiro en el corazón. Como Prada es un escritor independiente, como no pertenece a ningún circuito de la progresía, como mantiene enhiestas sus ideas sin someterse a la dictadura de los intelectuales trasnochados, son muchos los que se niegan a reconocerle talento y calidad literaria. Inútil esfuerzo. Por encima de sectarismos excluyentes, Juan Manuel de Prada es un gran novelista y se ha encaramado ya en los puestos cimeros de nuestra república de las Letras.