Luis María Anson
La crítica especializada, con Claude Simon a la cabeza, ha situado a Antagonía entre la media docena de grandes novelas del siglo XX junto a El cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell; En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust; Ulises, de James Joyce; El hombre sin atributos, de Robert Musil, o Retrato del artista adolescente, también de Joyce.
Hace un año dediqué una Primera palabra a la reflexión sobre Antagonía. Me complace comprobar hasta qué punto ha calado la calidad de la novela en la crítica internacional. Una veterana periodista que reside en Estocolmo, con la que mantengo amistad desde los años mil, me ha asegurado que se habla de Luis Goytisolo para el premio Nobel de Literatura en el entorno de la Academia sueca. No me extraña. Antagonía está en la vanguardia de la creación novelística y responde a la idea que tiene Goytisolo de la novela como género invasor que se desborda en el ensayo o en el periodismo. La independencia de juicio le ha llevado al gran novelista a elogiar a Borges y a Rulfo y a fustigar a García Márquez y a Carlos Fuentes. "Lata nostra" llamó a Terra nostra. Tal vez sin razón, ningunea a Francisco Umbral y, como novelista, a Valle-Inclán. Y, según recordé hace un año, tritura a otro novelista de fama mundial al asegurar que su cultura se reduce a "que de chico leyó diversos libros de la colección Araluce".
Recuento, Los verdes de mayo hasta el mar, La cólera de Aquiles y Teoría del conocimiento integran la tetralogía Antagonía que Michael Kerrigan, en una de las publicaciones literarias más prestigiosas del mundo, considera entre las grandes creaciones de ficción de la última centuria. Como Luis Goytisolo no pertenece a ninguno de los circuitos literarios que alimentan y sostienen las famas en España, sino que permanece ferozmente solitario, será difícil que aquí, en su tierra, se reconozca en su debida dimensión el alcance de su obra. Otra cosa es en Estocolmo, donde vuelan los pájaros azules más independientes hacia la región, como diría Vicente Aleixandre, donde nada se olvida.