Ernesto Ekaizer: Cataluña, año cero
“Al margen de diferencias ideológicas y de palabras ofidias, tengo un concepto muy alto de la calidad intelectual de Ernesto Ekaizer y de su capacidad para escudriñar la verdad”, escribí hace ya siete años al comentar Incidentes. Aunque resulta osado elegir en la obra del autor, tan ancha y tan profunda, mis preferencias están en Yo, Augusto. He leído varias decenas de libros sobre Pinochet y su época. El mejor, con diferencia, es el de Ernesto Ekaizer que “desmenuzó la dictadura pinochetista así como los fulgores de tanta sangre derramada y los secretos últimos de la mordaza con que el tirano taponó la boca de los intelectuales chilenos”.
Publica ahora Ekaizer un libro sobre el proceso, el juicio y la sentencia que han incendiado los medios de comunicación y las calles barcelonesas en los últimos meses. Cataluña, año cero se titula la obra y, al margen de coincidencias o discrepancias, su lectura resulta imprescindible porque el autor ha rastreado como un sabueso las verdades del acontecimiento judicial, proporcionando un formidable acopio de datos contrastados que permiten al lector hacerse una idea cabal de lo sucedido. “El Gobierno de Cataluña y el de España se sitúan ahora en lo que podríamos llamar año cero, el año del comienzo, del principio”, señala Ernesto Ekaizer y añade: “Habrá que elaborar más pronto que tarde lo que ha pasado y lo que sigue pasando”.
El debate jurídico, intelectual y político entre rebelión y sedición constituye la columna vertebral del libro. El Tribunal Supremo procuró evitar sabiamente cualquier injerencia de la justicia extranjera en la investigación y abrió todas sus acciones a la transparencia. Ekaizer aporta una incesante caravana de datos, declaraciones, afirmaciones y negaciones que le llevan a concluir de forma anticipada: “Adiós, rebelión. Hola, sedición”. Mariano Rajoy, que nunca consideró proponer el Estado de Sitio en Cataluña, acogió con agrado la evolución del juicio, al margen de los endurecimientos de la Fiscalía.
A lo largo de más de 400 páginas, el lector conoce los datos sustanciales del proceso, del juicio y de la sentencia para formarse una opinión fundada. Recoge el autor la afirmación lapidaria de Carlos Puigdemont: “Si se produce un escenario de incidentes y disturbios entre votantes y policía, yo declaro inmediatamente la independencia”. Era el 28 de septiembre, unas horas antes de que se consumara la maniobra secesionista.
El magistrado Marchena, que dominó el juicio con su prestigio indiscutido y su sólida autoridad jurídica, se decidió por la sedición en contra de la rebelión. En primer lugar, en primerísimo lugar, estimó que era lo justo. Después, tal vez tuvo en mente la justicia europea, aunque Ekaizer no se adentra en esta circunstancia. Reproduce la sentencia para que sea el lector el que calibre su acierto o sus presuntas debilidades, para que juzgue “las luces y sombras de una sentencia histórica”. Incluye el autor un largo texto del catedrático de Derecho Penal Nicolás García Rivas que provocará no pocas discrepancias entre los lectores de esta Cataluña, año cero, obra con la que Ernesto Ekaizer contribuye a encauzar las aguas dispersas, y a veces turbulentas, incluso encenagadas, de un pasaje clave en nuestra historia contemporánea.
Zigzag
Me ha gustado poco, la verdad, la estrofa inédita de Las flores del mal descubierta por Myrtille Dumonteil. No suma nada, más bien, resta. Tal vez Baudelaire no la quiso incluir en su libro. Las flores del mal es una de las cumbres de la poesía de todos los tiempos y la influencia de su autor se ha prolongado en el tiempo. Y en el espacio. Porque Baudelaire ilumina a ráfagas la poesía en España, en Iberoamérica y en muy varios países europeos “…que el mejor tesoro que Dios guarda al Genio es conocer a fondo la terrestre Belleza…” El poema Les bijoux está mejor sin esa adenda, tal vez demasiado vulgar.