Paso a la mujer que se abre paso. Considero las cuotas como una ofensa a la inteligencia femenina. Ángeles González-Sinde se encuentra entre los nombres cimeros del cine español. No necesita prorrateos humillantes. Recuerdo La suerte dormida, película que se adentra con furor en el tejido psicológico de los personajes. Disfruté aún más viendo Una palabra suya. Ángeles González-Sinde zarandea en esta película maestra sus vivencias personales sobre el juego de las envidias, los rencores, las pasiones, las miserias y grandezas de la sociedad en la que ha vivido. Es una mujer serena y reflexiva ante el desbordado aquelarre de la vida actual.
En la novela, Ángeles González-Sinde no alcanza el nivel de la dirección y el guion cinematográficos, pero tanto en El buen hijo como en Después de Kim demuestra sabiduría narrativa y aliento literario. No son novelas desdeñables. Reflejan la intensidad del pensamiento y la calidad de la creación literaria de la autora. A Después de Kim dediqué un artículo en esta página de El Cultural. Ángeles González-Sinde ya no era ministra y acertó al hablar de nuevo con la pluma. La autora, escribí entonces, desgarra los enredos de dos almas desoladas. Describe la tragedia que devasta a los padres atónitos, lanzando “sabiamente al lector tras los pasos de una pareja que se divorcia desde el amor profundo y sosegado”.
Me parece que ha acertado plenamente el responsable político del actual Gobierno, al situar a Ángeles González-Sinde al frente del Museo Reina Sofía. Estamos ante una pinacoteca, todavía a la sombra del Museo del Prado, que incorpora a la vida madrileña la convulsión del arte de vanguardia, empezando por la gran obra maestra del siglo XX: el Guernica de Pablo Picasso. Ángeles González-Sinde hará una excelente gestión y mantendrá la moderación y la objetividad que caracterizan su vida, su obra y su personalidad. La verdad es que me han gustado poco las declaraciones que ha hecho con motivo de su nombramiento, si bien ha acertado al afirmar en La Razón: “Una presidenta de Patronato no debe tener ocurrencias, sino ayudar a los que de verdad saben”.
El Reina Sofía seguirá acumulando problemas de compleja resolución: financiación, seguridad, adquisición de obras singulares, organización de los espacios, anticipación artística... Naturalmente que es necesario resolver los agobios circunstanciales del museo. Pero el gran desafío con que Ángeles González-Sinde se enfrentará es el 5G y la vanguardia de la digitalización. Pasó la Edad Antigua, pasó la Edad Media, pasó la Edad Moderna, pasó la Edad Contemporánea... Estamos ya en la Edad Digital. Los museos no pueden quedarse en la decadencia de una concepción que nada tiene que ver con lo que exigen no solo los nuevos avances tecnológicos, si no también aquellos que alumbrará el futuro inmediato. La pandemia del coronavirus ha anticipado el funcionamiento de la sociedad nueva. El trabajo telemático irá reemplazando poco a poco al trabajo presencial. Es cuestión de tiempo porque el desarrollo de las nuevas tecnologías parece imparable. La gran política se hará con la autoridad que llama a la competencia. La buena gestión de los dirigentes se demuestra sobre todo en el acierto al elegir a los que saben. El desarrollo digital y el dominio de la inteligencia artificial constituyen ya una especialidad compleja, ajena, seguramente, a la mayor parte de los patronos del Reina Sofía. Si Ángeles González-Sinde consigue incorporar a la pinacoteca a los expertos de la nueva generación, tanto en lo artístico como en lo tecnológico, renovará el museo y triunfará. Personalmente apuesto a que conseguirá en poco tiempo la modernización del Reina Sofía. Y su definitiva consolidación