Android hasta en la sopa: Diarios de un androide enloquecido
Estamos obsesionados con Android, si, y es que nos gusta mucho, pero hay cosas que sobrepasan incluso nuestras mayores locuras mentales. Cada cosa debería estar en su lugar, y es que usar a nuestro amigo el Androide como llamada de marketing puede convertirse en una solución jugosa y de fácil acceso. Hubo un tiempo en el que Android sólo estaba en la mente de algunos y en forma de código repartido por la red, y poco a poco se fue colando en el mundo al que estaban destinados, los teléfonos móviles, que fueron a más, hasta crecimientos como el que repasamos ayer, donde el avance del tercer cuatrimestre de 2009 al de 2010 ha sido de 1 a 19 millones de terminales vendidos. Pero ahora podemos encontrarnos Android en los lugares más insospechados, no descartamos que un día encendamos nuestro viejo 3210, por ver qué pasa, desmelenándonos como si no hubiera mañana, y cargue Android Donut. Es un riesgo al que nos enfrentamos, pero está ahí, advertidos quedáis.
Todo comenzó hace unos días cuando, buscando una imagen para un artículo por la red, topé con una curiosa imagen de un alma de cántaro que había decidido actualizar su moto a una versión endulzada
Hay que reconocer que la decoración tampoco está mal, más de uno de nosotros vamos con pegatinas de El Androide Libre en el portátil o una camiseta, y bien orgullosos. Y recordemos el concurso que organizamos no hace mucho, donde un coche fue totalmente convertido en un Android motorizado. Pero hay una
barrera que no se debería superar, y es que las cosas están hechas para que funcionen bien bajo unas determinadas circunstancias, y en Android son los teléfonos móviles o las tablets. Hemos probado incluso en Netbooks, y no van bien, así que lo que ha hecho Pionner con el ordenador para bicicletas con nuestro sistema operativo favorito es pasarse un poco. ¿Se están aprovechando algunas compañías del tirón publicitario y de marketing de Android para instalarlo en cualquier dispositivo? Quizás parezca una tontería, pero se puede sacar mucho provecho de algo así. Que no os extrañe pasear por algún centro de venta de electrónica (si, algunos hacemos esas cosas raras) y encontraros con un radio-CD-despertador con Android. ¿Es eso bueno? Pues seguramente falle más que una escopeta de feria, por lo menos seguro que más que uno normal de toda la vida, pero más de un fan Android lo comprará por el hecho de llevarlo como sistema operativo. Ahí está el peligro, y todos podemos caer en el engaño del marketing, que para ello existe, no es que seamos tontos, es que somos personas.
Pero el problema no es sólo encontrarnos en el pasillo menos esperado con un tostador Android, aunque realmente si sería la peor parte si ese tostador es gigante y nos intenta atacar. El problema es que esto no lo
vemos únicamente en dispositivos electrónicos para los que Android no estaba pensando en un principio, sino que también ocurre con aquellos para los que estaba planeado, para los de su terreno, para los teléfonos móviles. Cualquier compañía de fabricación de móviles tiene acceso a Android y podrá instalar el sistema operativo en ellos. Bien, no debería ser un problema, sin embargo si se ha convertido en uno. Meter Android en un teléfono no es como llenar un vaso de agua, donde se ve fácil por qué lado es por dónde mejor va a funcionar, requiere experiencia, tiempo y mucha depuración. La visión de algunas compañías es la siguiente: «Bien, estamos bajando en ventas, pero Android se está poniendo de moda, es libre y lo podemos instalar en nuestros dispositivos, así que vamos a ello«. Y así sale lo que sale en muchas ocasiones. Cualquiera que vea las especificaciones de un Xperia X10 diría que es un telefonazo, pero una vez lo prueba queda decepcionado, se siente engañado. ¿Pero no era Android una pasada? Si, pero no es su culpa que lo hayan metido de mala manera. Es como meter un puñado de arroz, unas setas y parmesano en un horno y esperar que salga un risotto.
He vivido esta situación muchas veces. Algún amigo me pide recomendación para comprar un móvil porque le ofrecen una renovación, y veo algunos terminales Android en el catálogo que le ofrecen, pero suelen ser de este tipo que hablamos, teléfonos que no tienen nada depurado el sistema operativo, y que no funcionan bien. Al final acabo recomendando algún otro, que sepa que no va a fallar, porque aunque sea simple está bien integrado. Suelen alucinar bastante, «¿Pero tu no eras tan fan de Android?». Si hijo, si, pero es que las cosas si se hacen, se hacen bien, y esos no las han hecho bien. El problema es que algunos no reparan en estos detalles, y recomiendan o compran Android por ser Android, por el tirón de marketing que está viviendo del que hablamos, y se llevan un chaparrón. Ojo que con esto no digo que un terminal barato con Android tenga que ser malo, no lo confundamos, lo que digo es que el problema es que esté mal integrado, los precios son otra cosa.
Me encantaría que llegase el día en el que cualquier dispositivo pudiese integrar de forma eficiente Android, y tener un mundo más accesible y sincronizado. Pero para eso habrá que superar muchas barreras, habrá que hacer las cosas muy bien, habrá que tener cuidado con la privacidad y habrá que ir con dos dedos de frente. ¿Qué opináis vosotros? ¿Habéis vivido alguna situación de estas?