El móvil más potente nunca será el mejor
La potencia vende móviles, pero no tiene por qué ser lo más importante. Diseño, innovación... No importa qué móvil compres, siempre habrá uno mejor.
18 octubre, 2017 17:18Es uno de los aspectos que más solemos mirar, pero no tiene por qué ser el definitivo. ¿Eliges tu smartphone solo por su potencia? No deberías, tampoco es tan importante.
Asistimos a una carrera por ofrecer lo mejor en móviles ahondando en características clave que consiguen hacer de un modelo concreto algo exclusivo. Todos tenemos nuestras preferencias y, si eres de los más geeks o aficionados a la tecnología, mirarás con lupa el procesador de tu futura compra. Hasta el punto de descartar móviles solo porque no traen lo último.
Es cierto que importa, pero no porque sea potente implica que sea superior: lo único que marca este aspecto es el tiempo que tu móvil aguantará vigente. De hecho, la potencia no hace a un móvil mejor: solo más uniforme. En un tiempo donde todos los gama alta tienen el mismo procesador, las altas capacidades de procesamiento son cada vez más secundarias.
No voy a ser cínico: yo también busco que mi móvil sea lo más potente posible. Pero he llegado a un punto en el que me parece prescindible dado que la gama media de procesadores es más que capaz de ofrecer una excelente experiencia. Y hay otros elementos que están ganándole la batalla a la potencia pura y dura.
El diseño reivindica su atención
Hay elementos que han ido variando en términos de atención. Una vez triunfaron los móviles «normales» asistimos a la guerra por hacerlos más pequeños y diferentes entre sí. Los Nokia 8210, Motorola StarTac, Ericsson T68… Cada uno aportaba su grano de arena personal para que, sin dejar de ofrecer las máximas prestaciones, el dueño pensase que su teléfono era tan único como él.
El diseño siempre ha sido importante, pero no lo que más
No digo que con los smartphones se dejase de lado al deseo de especializarse en diseño, que ahí tenemos a marcas que han hecho del aspecto exterior un signo de éxito, pero sí hemos asistido a cierta homogeneización. Llegó un punto en el que todos los móviles eran negros, tenían un tamaño similar, esquinas redondeadas y material metálico. Hay quien diría que en el terreno del smartphone no hay demasiado espacio para la diferenciación, pero ayer tuvimos una muestra de que no es cierto: el ZTE Axon M.
El frontal cambia para ofrecerle más presencia a la pantalla apostando por estilizar las líneas de diseño, hay marcas que apuestan por ofrecer otros materiales con los que acercarse al usuario que busca exclusividad y hasta tenemos ejemplos con una visión que va más allá de lo establecido, como los móviles que utilizan dos pantallas o apuestan por «cuadruplicar» las cámaras.
Reinventando el uso del smartphone
Que la gama alta es potente es casi una redundancia. Tiene que serlo por definición, pero esto no implica que solo con este hecho ya sea diferente del resto. En un mercado donde los móviles de alta gama son los que guían el camino de las distintas marcas, cada una ha optado por elegir sus armas para hacerse únicas. Con la potencia pura y dura no pueden.
La potencia se ha convertido en un elemento que ya no diferencia
Puedo detallar unos cuantos ejemplos que demuestran que lo anterior no es pura teoría. El ZTE Axon M de ayer, estaría entre dichos ejemplos, también el Meizu Pro 7 con su pantalla trasera más pequeña. El Yotaphone 3 con su segundo display e-ink, móviles como el Mate 10 apostando fuerte por la Inteligencia Artificial, el Google Pixel 2 elige el campo de la fotografía para destacar, el Note 8 tiene un stylus…
La clave en la actualidad es la reinvención. Ya no basta con ofrecer lo mejor en hardware, tienes que demostrarle a tu posible cliente que con el producto hará las cosas de forma distinta y, sobre todo, podrá realizar acciones de las que no sería capaz con ningún otro móvil. Es prácticamente imposible, pero para eso está el marketing: nos lo hará creer.
No quiero potencia bruta en mi móvil, quiero un móvil que sepa cómo usarla
No voy a ser yo el que desprecie un Snapdragon 835, un Kirin 970, un Exynos 8895 o la siguiente generación de 8nm: como geek que soy seguiré mirando con lupa las tablas de especificaciones. Pero también sé que un benchmark no significa nada.
«Potencia sin control no sirve de nada«. Este conocido lema de Pirelli sirve a la perfección para rematar el tema de este artículo. Quiero potencia, sí, pero me interesa más tener un dispositivo que la aproveche en la mejor medida. Aún más: con la experiencia que me da haber probado móviles de todo tipo, los que recuerdo con más cariño son los que me ofrecieron algo distinto.
Hace falta innovación y no solo que nos cuelen números engordados por los componentes más básicos. Es cierto que no venderán toneladas de móviles, pero son las marcas que se arriesgan las que terminan creando tendencia. Así que no, el mejor móvil que puedes comprar no es el más potente: es el que te hace sentir especial al utilizarlo.