Cuando Google quiere vender exclusividad y no lo consigue
Google desea vender exclusividad, y hemos visto esta tendencia en sus últimas acciones. Personalmente, pienso que no lo está consiguiendo.
1 mayo, 2018 21:05Google desea vender exclusividad, siguiendo la estrategia que Apple lleva ejecutando mucho tiempo. Tiene derecho, pero no le está resultando fácil, por no decir posible.
Esto se debe a la misma naturaleza de Google. La exclusividad y Google son dos elementos muy dispares, y la gran G ha intentado que esto no sea así. Con unos resultados en la buena dirección, queda claro que el mismo producto que Google intenta volver propio se ha vuelto en su contra en este apartado.
En este post veremos cómo Google está intentando ofrecer algo distinto a lo que su propia naturaleza le obliga, y analizaremos si realmente esto está surtiendo un efecto. Personalmente creo que no, y expondré mis motivos del por qué.
Los Google Pixel: lo mejor de Android
La idea de los Google Pixel, la primera línea de smartphones hecha íntegramente por Google, es clara: lo mejor de Android hecho por la misma dueña del sistema. Un razonamiento difícil de superar, y con más lógica de la que pueda aparentar.
El golpe en la mesa de Google tomó forma con estos teléfonos. Pero hay un problema. ¿Cómo haces interesantes unos dispositivos con un hardware y software tan similares a otros exponentes del mercado? Con la misma estrategia que Apple, su rival: vender exclusividad.
Esto se tradujo en una política de actualizaciones superior a la de sus competidores conformada por 3 años asegurados, lo último en software con las últimas ventajas y novedades de Google antes que nadie y una limpieza en el sistema y una calidad de software que muchos querrían.
¿Por qué es tan parecida esta estrategia a la de Apple? Ofrecer algo tan exclusivo tiene un coste y los Google Pixel nunca han sido baratos. Ya los de primera generación tuvieron un precio bastante elevado, y los Google Pixel 2 han superado con creces la barrera de los 800 euros.
Y es absolutamente innegable que, cerrándonos al apartado Android, los Google Pixel son lo mejor. La mejor cámara, el mejor software y el mejor mimo de Google directamente desde ellos. Entonces ¿qué puede fallar? La misma Android.
El enemigo está en casa
Android es un sistema Open Source, es decir, código abierto. Con unas directrices exactas de Google, este sistema es totalmente libre y se puede usar de infinitas formas tanto por los fabricantes como por sus usuarios, dejando a un lado las consecuencias que esto pueda tener en los aspectos finales de la compra de un teléfono.
Y como se supo hace un tiempo, Android se ha postulado nada más ni nada menos como el sistema operativo más usado en todo el mundo. Esto quiere decir que la masificación de usuarios que usan este sistema es enorme, de proporciones bíblicas.
Este concepto es diametralmente opuesto con la misma idea de la exclusividad. ¿Cómo ofrecer algo diferente mientras le ofreces lo mismo a millones de personas? Y más aún si encima lo ofreces de forma libre a todo el mundo. Sí, es posible. Pero quizás llega demasiado tarde.
Google lleva con nosotros prácticamente casi una década. La gran parte del papel que ha tenido Google en la historia de este sistema se ha basado en afianzarlo, y lo ha conseguido. El precio a pagar ha sido el caracterizarse con la marca Nexus, de la cuál ya hemos hablado.
Los Nexus se han caracterizado por ser dispositivos de nicho, con el único fin de presentar las nuevas bondades de la próxima versión de Android. No sólo ha estado masificando su sistema, sino que los dispositivos que ha comercializado servían para masificar todavía más a Android en la población.
Google necesitaba que Android se extendiera, y a consecuencia de ello, ahora lo usa todo el mundo
Entonces, el problema radica en que en el apartado del software, ofrecer algo exclusivo es imposible con tal masificación. Y en el apartado del hardware, el poco que se ha hecho ha sido bajo una marca dedicada a los «pocos» amantes profundos de Android.
Y por último, tenemos un último componente en esta difícil ecuación: el tiempo. Google ha tardado demasiado tiempo en decidirse a ser la abanderada de sus propios productos, incluso cuando Android se había afianzado como rey en la telefonía, e incluso también cuando ha dejado tantas víctimas por el camino.
Es el modus operandi de Google en muchos casos; llegar cuando el pastel está completamente vendido. Pasó con Google Allo y WhatsApp, con Google Duo cuando las videollamadas no estaban en alza, y aunque es genial que la misma Google se quiera postular como fabricante, ha llegado demasiado tarde.
Google, no eres Apple
El mayor miedo de tener algo tan funcional disponible para tanta gente es que todos pueden acceder a ello. La gallina de los huevos de oro sigue funcionando a todo tren, y obviamente, Google siendo la dueña quiere todo el pastel.
Y al no haber estado Google apenas en el mercado del hardware, no tenía estrategia alguna. Ha mirado en el peor espejo en el que podía mirarse para los usuarios: Apple. Los chicos de Cupertino han sido un ejemplo para Google y vemos muchas de sus prácticas en la gran G.
Sin extenderme (ya que esto lo he repetido en varias ocasiones) mantengo que Apple se puede permitir esas prácticas. No tiene más rival que Android en su mercado, además de que ha estado siguiendo esas decisiones prácticamente toda su vida. Cuestionable o no, esa es su forma de trabajar.
Y la «madre» de Android no puede permitirse estar ofreciendo exclusividades cuando de ella nace el producto telefónico más extendido del planeta. Ya que dichas exclusividades se podrán conseguir en Android gracias a su código abierto y a la comunidad. Además, esas exclusividades inicialmente reservadas a los Pixel han ido abriéndose a los demás Android.
Aunque Google lo niegue, es imposible razonar que el equipo de los Pixel no tiene preferencia. La gran G quiere mimar a sus pequeños, y que al igual que Android, estos se conviertan en la referencia. Y sintiéndolo mucho, no creo que sea posible. No a estas alturas.
A estas alturas del partido, querer ser Apple es imposible
Mi posición está clara. Si Google quiere ser un fabricante de hardware le animo a que lo sea, ya que sus productos tienen muchísima calidad y muy buenas prestaciones. Pero el pretender que esto le salpique al sistema que todos usamos me parece ya dejar que las goteras tengan demasiado espacio.
A si que si quieres ofrecer algo distinto a lo que ofrecen los demás, Google, tendrás que ampliar tus horizontes. Depende de la seriedad con la que quieras invadir el mercado telefónico, tus ganas y sobre todo, tus medios para ello. Pero recordando este dogma: que esto no afecte a Android.