Google y su particular sentido de la palabra abierto
Uno de los puntos menos transparentes de Google siempre ha sido el contrato con el que se aceptaba a los fabricantes
. Hace un tiempo supimos que había un precio detrás de aquel pacto, pero ahora nos llega a través de Benjamin Edelman, el acuerdo filtrado de hace varios años entre Samsung, HTC y Google. Siempre se dijo que Android era un sistema operativo abierto, pero «increíblemente» se ha descubierto que Google exige para instalar Google Play un contrato plagado de cláusulas en muchos casos demasiado cerradas.
El contrato de Android está plagado de restrictivas cláusulas
Este acuerdo de licencia se denomina «Mobile Application Distribution Agreement» (MADA) y básicamente es el contrato entre el fabricante de hardware y el creador de Android. Un texto del que se puede sacar bastante información acerca de las cláusulas que demanda Google si las demás empresas quieren trabajar con ellos.
Os dejamos primero con el link a los acuerdos filtrados altamente confidenciales de HTC y Samsung que datan del 2011.
Estos documentos ya llevan varios años en vigor, pero de seguro que en Google los habrán actualizado con nuevas cláusulas. En ellos se puede ver la firma de varios ejecutivos de la empresa junto a la de Andy Rubin, fundador y antiguo líder de Android. Aún así tienen una validez de dos años, prorrogables.
Vamos a repasar un poco que elementos y líneas nos han llamado la atención, pero básicamente todas se centran en respetar la marca Google y no hacer un mal uso de ella.
Primero tenemos «Set-up Wizard, Google Phone-top Search, Gmail, Google Calendar, Google Talk, YouTube, Google Maps, Google Street View, Contact Sync, Android Market Client (no así los productos descargados a través de ella), Google Voice Search y Network Location Provider.» Literalmente los productos core, como vemos está el antiguo market y ese google phone-top search que no es otra cosa que la barra de búsqueda.
Después encontramos un segundo grupo de aplicaciones opcionales, «Orkut, Google Goggles, Google Earth, Finance, News & Weather, Google Buzz y Google Voice.»
Estas aplicaciones habrán cambiado un poco, añadiendo las últimas aplicaciones como Chrome, pero la cláusula importante es la de los productos solo podrán ser distribuidos si todas las aplicaciones de Google han sido preinstaladas en el dispositivo. Todo o nada, si el fabricante quiere Google Maps en el smartphone, tendrá que aceptar Google+ y todas las demás GApps Core.
En el contrato se especifican también varios aspectos más:
- Cualquier acción que pueda causar o producir la fragmentación de Android está prohibida.
- No se permite específicamente la distribución de aplicaciones de terceros derivadas del software base.
- Google tiene el control total de los países elegidos para distribuir sus aplicaciones.
- El buscador podrá restringir sus aplicaciones para mantenerlas fuera de cualquier tienda que no sea Google Play.
- Google también estipula que las GApps se deben distribuir de forma gratuita.
- No se podrán modificar, ni realizar ingeniería inversa para conocer el código de las aplicaciones.
- No se podrán introducir virus ni ningún programa que dificulte el buen funcionamiento de las Gapps.
- Los anuncios no pueden ser colocados en, sobre o alrededor de las aplicaciones de Google.
Google también especifica donde tienen que ir colocadas estas aplicaciones. Principalmente la barra de búsqueda tiene que estar en la pantalla principal. Una imposición que explica porque todos los fabricantes siempre la incorporan y que nos recuerda tanto a IE y Windows. También se dice que el Android Market debía estar en la pantalla adyacente a la principal y que todas las demás apps tienen que estar disponibles en el cajón de aplicaciones y no escondidas.
Estas aplicaciones podrán ser actualizadas y modificadas en cualquier momento por Google sin que el fabricante pueda impedirlo en modo alguno. Algo que llevamos viendo con las APIs de los Play Services desde hace tiempo.
Respecto al uso de sus dispositivos, el buscador pide que los fabricantes reporten mensualmente las unidades vendidas así como dónde. Además Google concreta que se quedará con todos los ingresos derivados de estos datos.
Una vez todas estas reglas han sido acatadas, el fabricante podrá enviar un teléfono de prueba a Google para que este lo acepte. Siendo posibles hasta cuatro modelos distintos, dependiendo del país o la operadora. Una de las razones también por las que los móviles tienen números distintos, es que representan a ojos de Google modelos diferentes.
Una estrategia de dudosa legalidad
Estos documentos filtrados vuelven a poner en evidencia la visión abierta de Google. Demasiadas cláusulas de confidencialidad. Demasiados huecos y sobretodo una serie de medidas que la Unión Europea no ve con muy buenos ojos. Al menos se especifica que si los líderes de la empresa cambian, se disponen de 30 días para romper la cláusula, algo que podrían hacer en Lenovo o Motorola, aunque dudamos que pase.
Android está presente en el 70% de los dispositivos móviles, y estas prácticas por parte de Google chocan contra las normas antimonopolio. Ahora la comisión europea quiere poner freno a estos requisitos tan problemáticos e investigar si Google estaría abusando de su posición como sistema operativo líder con Android. Un monopolio que lo único que puede provocar al final, es que el usuario final tenga menos libertad a la hora de elegir lo que él quiere.