Se dice que no se puede ganar una Copa del Rey sin sufrir, pero el Real Madrid demostró en Málaga que sí es posible. Excepto unos pocos minutos de apuros ante Bilbao Basket en cuartos, el equipo de Laso levantó el título arrollando. Ni Valencia Basket, en semis, ni Unicaja, en la final, pudieron luchar de tú a tú con el equipo de Pablo Laso.
Desde que el técnico vasco llegara al conjunto blanco, el Real Madrid ha estado en todas las finales de Copa que ha disputado menos en la de Vitoria de 2013. Ocho de nueve posibles y en seis de ellas llevándose el gato al agua.
Curiosamente, las dos que perdió fue con una gran polémica arbitral. La de la falta a Taylor y la del rebote de Randolph. Dos decisiones que dieron dichos títulos al Barcelona.
Precisamente, el eterno rival se fue de Málaga por la puerta de atrás y a la primera de cambio. Valencia Basket apeó al multimillonario proyecto de Bartomeu de la Copa. Tampoco pudo levantar el primer título de la temporada al caer, precisamente, con el Real Madrid en la Supercopa.
Es decir, de momento en la temporada 2019/2020 pintan bastos para Pesic. Dos fracasos y dos títulos de un Real Madrid que no se cansa de ganar. Puede que Llull no esté como antes, que Felipe Reyes ya ronde los 40 o que Doncic ya solo sea, y no es poco, el mayor fan en EEUU, al final el equipo blanco siempre sabe reinventarse.
Campazzo y Tavares son ahora los llamados a liderar sobre el parqué un grupo donde ya tiene sus minutos el jovencísimo Garuba. A una excepcional gestión de la plantilla por parte de Pablo Laso se une el siempre certero tiro de Juan Carlos Sánchez Lázaro y Alberto Herreros en los fichajes.
Tavares llegó con la campaña ya empezada y tras terminar su periplo por la NBA y en pocos meses se convirtió en el pívot más dominante de Europa. Deck, la perla que enamoraba en Argentina, aterrizó la pasada temporada para recuperar ese espíritu que puso Nocioni años antes. Y Campazzo encontró su lugar después de curtirse en UCAM Murcia y tras el adiós de un Sergio Rodríguez al que tampoco se ha echado de menos.
Evolución contra revolución
El Real Madrid de Laso siempre da sensación de evolución, mientras que el eterno rival se encomienda a la revolución continua en busca de esa kryptonita que termine con un doloroso reinado blanco. Sin embargo, año tras año besa la lona ante un equipo de época y con el que se acaban los calificativos.
La apuesta más seria, y también las más costosa para las arcas, la realizó Bartomeu este verano. El presidente del Barcelona creyó encontrar en Mirotic a ese hombre capaz de desestabilizar al Real Madrid. Para ello le cubrió de oro con un sueldo nunca visto en Europa: 8 millones de euros. Todo le parecía poco al máximo mandatario azulgrana para conseguir tal final.
A Mirotic sumó Higgins, Abrines o a un pívot como Davies para terminar también con el 'efecto Tavares'. 32,5 'kilos' al año cuesta la actual plantilla del Barcelona. El mayor presupuesto de la Euroliga y más de 8 millones superior al del Real Madrid.
Solo seis meses después, la ACB sigue igual. El Real Madrid ganó la Supercopa y barrió en una Copa en la que, para más inri, este año el Barcelona no compareció. Bueno sí lo hizo, pero para caer en cuartos.
Muchas son las razones que disipan el cambio de ciclo y por la que se puede entrever una hegemonía blanca más duradera. La primera de ellas es que mientras el Madrid no ha variado su hoja de ruta, el Barcelona ha confeccionado una plantilla de excelente jugadores que, al menos todavía, no cuaja como equipo.
Además, algunas estrellas como Higgins, Abrines o Davies no están teniendo un rendimiento acorde con su caché. Tampoco el de Mirotic, a pesar de sus grandes números. Porque a Niko no le ficharon para ganar el MVP sino para levantar títulos.
Las dudas con Pesic
El fiasco de la Copa ha vuelto a poner el foco en Pesic, un técnico con problemas en el vestuario. El librillo del serbio nacionalizado alemán parece anticuado, aunque el Barça se ha agarrado a él después de un goteo constante de entrenadores sin que ningún proyecto llegara a cuajar.
Ahora la Euroliga, el gran objetivo culé ya que no ha pasado a cuartos desde el cambio de formato, y la Liga terminará por matar este nuevo Barcelona o provocará su resurrección. Lo que parece claro es que su rival, el Real Madrid, no se andará con revoluciones.
A pesar de los cambios que tendrá que realizar en su plantilla, el equipo de Laso mantendrá su estilo. El objetivo de la entidad merengue será buscar un recambio para Carroll y quizá para Felipe Reyes. Retoques sensibles, pero que con cedidos como Prepelic, saliéndose en el Joventut, y Alocén, puliéndose en el Zaragoza, preocupan menos.
Las próximas semanas dictaminarán sentencia también sobre el estado anímico de Madrid y Barça tras la Copa. El primero sale fortalecido y con un nuevo título después de algunos vaivenes esta campaña y el segundo se sienta otra vez en la camilla del psicólogo a la espera de consecuencias del fracaso en Málaga.
El cambio de ciclo que esperaba el Barcelona con el fichaje de Mirotic no se ha producido. Pase lo que pase en el tramo final, el Real Madrid sigue ahí. La Supercopa y la Copa lo demuestran. Los millones de Bartomeu a Mirotic no sirven, al menos de momento, para frenar al equipo de Laso.
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