El Real Madrid tiene este miércoles una cita importantísima en Balaídos. El pase a semifinales de la Copa del Rey está en juego y si el conjunto blanco quiere estar en ellas tendrá que remontar una eliminatoria que en la ida se les puso cuesta arriba. El 1-2 del Bernabéu le obliga a Zidane a salir con un equipo echado al ataque que, mínimo, tiene que ver puerta hasta en dos ocasiones.
El Madrid está pasando por su momento más difícil de la temporada y salir eliminados del feudo vigués supondría un duro varapalo de cara al futuro blanco. El conjunto merengue siempre aspira a hacerse con todos los títulos y una adiós prematuro a la Copa podría dejar noqueado al vestuario blanco.
Para el encuentro, Zidane tendrá que hacer cábalas para sacar un once muy diferente al que acostumbra ver el aficionado blanco. A las bajas de Pepe, Bale, Carvajal y James hay que sumar las de Marcelo y Modric, lesionados en el encuentro del pasado sábado ante el Málaga, más la de Varane que se ha caído de la convocatoria en el último momento por unas molestias. Para cubrir el hueco dejado por las ausencias, Zizou ha llamado a filas a dos jugadores del Castilla: Achraf y Enzo.
La buena noticia es la presencia de Cristiano Ronaldo de cara al partido, tal y como ha señalado el propio Zidane en rueda de prensa. El luso era duda pero finalmente estará a disposición del técnico francés. El '7' blanco no pasa por su mejor momento; el partido ante el Celta se antoja como la ocasión perfecta para resarcirse de las críticas y protagonizar una de esas remontadas épicas tan características del Real Madrid.
En el bando contrario, el Celta es sabedor del rival al que se enfrentan y, pese al resultado de la ida, no dan nada por ganado y saben que tendrán que sufrir si quieren estar en el sorteo del viernes. Por la cabeza del Madrid no pasa otra cosa que no sea la remontada que, de darse, supondría una importante dosis de motivación para un vestuario algo alicaído tras el fin de la racha. El equipo lo tiene claro, rendirse no es una opción.