Mateo Kovacic ha vuelto a dar un puñetazo encima de la mesa de la titularidad. El mediocentro del Real Madrid dio una lección de clase, calidad y velocidad al Santiago Bernabéu, desplegando un derroche físico tremendo durante todos los minutos que estuvo sobre el terreno de juego.
El croata ya dejó buenas sensaciones cuando Luka Modric y Casemiro cayeron lesionados en los primeros partidos de la presente temporada, asumiendo el puesto que quedó bacante con responsabilidad, ayudando al equipo en la zona defensiva y enlazando rápidos contragolpes con los hombres del ataque madridista.
Sin embargo, la vuelta de Modric tras recuperarse correctamente de su lesión volvió a sentar en el banquillo a Kovacic, que sin lugar a dudas había cumplido con creces los objetivos que le puso Zinedine Zidane, dejando muy buenas sensaciones entre los aficionados del estadio Santiago Bernabéu.
Unas jornadas después, el croata ha vuelto a la titularidad de forma merecida, trabajando en silencio sin poner nunca una mala cara, luchando por ganarse el puesto con humildad y sacrificio, exactamente lo que se pide en un club tan grande como el Real Madrid, un equipo que ha descubierto una pequeña estrella que cada vez que juega brilla con más fuerza.