La situación meteorológica en Galicia ha impedido que el partido que se debía jugar este domingo entre el Real Madrid y el Celta de Vigo no pueda disputarse. El Ayuntamiento de Vigo, que es quien tuvo la última palabra, se negó a que se abriera el estadio de Balaídos por riesgo de que los desprendimientos del techo pudieran provocar problemas con los aficionados, por lo que no se jugará en ese campo.
Sin embargo, La Liga buscó una sede alternativa para el partido. Las competiciones europeas hacen ardua la tarea de que se encuentre una fecha para la disputa del duelo. Por ello, se intentó encontrar una opción que pudiera sustituir a Balaídos. Sin embargo, el Celta se negó en rotundo a esta posibilidad. Los aficionados con entrada hubieran sido los grandes damnificados y por eso desde el organismo de la competición liguera se decidió finalmente rechazar esta opción.