El Real Madrid quería el partido contra el Celta, por lo que pidió a LaLiga agotar todas las opciones antes de suspender el encuentro. Con la prohibición del Ayuntamiento de Vigo de jugar en Balaídos, el club blanco había solicitado jugar con la parte afectada de la grada cerrada.
También se miraron otros estadios cercanos para que acojiesen el encuentro de este domingo a las 20:45 horas pero el conjunto vigués se negó porque no sería posible desplazar a todos sus aficionados. El calendario de Champions League provoca que el conjunto blanco se vea muy perjudicado con esta suspensión, ya que aún tiene que jugar el partido aplazado ante el Valencia por la disputa del Mundial de Clubes.