El partido entre Nápoles y Real Madrid tuvo a Cristiano como el enemigo público número uno. La afición italiana se encargó de increpar al de Madeira cada vez que entraba en contacto con el balón. Además, en el calentamiento, fue el objeto de las iras de San Paolo, algo que Cristiano pareció llevar bastante bien. Ya en el partido, al luso se le vio frustrado, en especial tras su balón al palo en la primera parte que pudo cambiar el partido.
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