La jornada número 27 de La Liga ha sido especial para el Real Madrid. Sus dos perseguidores no han conseguido la victoria y han dado alas al conjunto blanco para escaparse en solitario en la tabla. Primero fue el Sevilla, que se mostró incapaz de ganar en el Pizjuán a un Leganés que ha mejorado en las últimas jornadas. El Barcelona llegaba a Riazor después de la gesta conseguida ante el PSG y alguna que otra fiesta aquella noche, con la consiguiente derrota culé. Los blanquiazules se pueden convertir con esa victoria en los jueces de una de las ligas más apretadas de los últimos años.

El conjunto de Zidane tendrá en su próxima visita a La Catedral, el partido más duro como visitante que les queda, a priori. Los demás encuentros que tienen que jugar fuera de su casa serán contra equipos de la parte baja de la clasificación y que podrían convertirse en finales para los rivales dependiendo de su situación en la zona más caliente de la tabla. El Santiago Bernabéu dictará sentencia a la competición recibiendo en los próximos meses las visitas de sus tres perseguidores, FC Barcelona, Sevilla y Atlético de Madrid. Estos tres partidos están marcados en color rojo en el calendario de la entidad blanca, ya que de conseguir sendos triunfos dejaría encarrilada la primera posición. Los merengues además tienen un partido menos, que se jugará contra el Celta aunque la fecha está sin determinar.

Por su parte, los de Luis Enrique han pasado de héroes a villanos en menos de una semana. Tras la goleada al PSG que valió para clasificarse a los cuartos de final de la Champions League, los azulgrana han cedido una dura derrota en Riazor con la que no contaban. Poco les ha durado la alegría de estar los primeros en la tabla y la remontada se antoja difícil. Tendrá que visitar los dos estadios de sus eternos rivales, en el derbi frente al Espanyol y en el Clásico frente al líder. Además de recibir visitar de equipos que se juegan su pase a Europa de cara a a próxima campaña, como Valencia, Sevilla, Real Sociedad y Villarreal.