Messi se ganó todos los reproches del Santiago Bernabéu con su celebración del tanto que supuso el definitivo 2-3 en el marcador. El argentino aprovechó la situación para provocar en toda regla a la afición merengue encarándose con la grada mostrando la parte posterior de su camiseta que previamente se había quitado.
Messi fue el mejor de los suyos y de sus botas vino la victoria culé, sin embargo, su celebración quedó lejos de esa imagen de chico bueno que siempre tratan de vender desde la ciudad condal. No es el primer roce que tiene Messi con el Bernabéu al cual ya dedicó un pelotazo en las semis de Champions en 2011. Una actitud chulesca que demuestra su mal ganar.
Un gesto polémico que avivó aún más al aficionado blanco que ya de por sí se tenía que sentir estafado por un nuevo robo protagonizado por el eterno rival. Ni los favores de Hernández Hernández fueron suficiente para hacerle ver al '10' culé que los tres puntos conseguidos se los habían regalado. Se regocijó viendo enfurecer a la grada merengue con su provocación. El enésimo ejemplo de los valors de los que tanto presumen desde Barcelona.
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