Sergio Ramos se ha convertido en los últimos años en uno de los mayores emblemas del madridismo. El capitán ha demostrado una enorme evolución desde 2014 con La Décima y. sobre todo, en el verano de 2015, momento en el que recogió la capitanía del equipo. Sin embargo, ese mismo verano vivió ciertos momentos de tensión con la propia directiva del club pero acabaron convenciéndole con un nuevo y jugoso contrato y ocupó el puesto de Casillas, tras su salida al Oporto, como el líder del equipo, pasando a ser el primer capitán.

Partiende desde este punto, Ramos ha evolucionado y se ha convertido en el mejor capitán del Real Madrid en años. No solo han llegado varios títulos desde entonces -entre ellos dos Champions-, ha ejercido tal y como se le pide que lo haga un verdadero capitán, tanto dentro como fuera del campo.

Ramos es el jefe del vestuario y no hay nadie que piense lo contrario. Es el reflejo y representa en su totalidad los valores del Madrid. El ADN merengue corre por sus venas.  Pero también ha sido decisivo dentro del campo. Anotó el único tanto del Madrid en Milán -además de su penalti en la tanda decisiva-. Y este año, ha aparecido en los momentos complicados anotando goles que han supuesto varios puntos, de muchísima importancia para que, a posteriori, el Madrid termine haciéndose con el doblete.

Algo que también se le reconoce a Ramos es que da la cara siempre. El capitán no se ha callado a la hora de defender a su escudo y ha salido siempre al paso ante las acusaciones provenientes de Piqué y el sector anti madridista. Siempre ha insistido en que el club está por encima de todos y cada uno de los jugadores. Ha mantenido siempre al grupo unido y Zidane confía plenamente en el papel que ejerce su capitán. Sergio Ramos es el capitán total.

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