Semana cuanto menos intensa la que ha afrontado y afronta el Real Madrid. Después de certificar el pase a la final de la Champions League, el club blanco tiene que cambiar el chip y pasar del Bayern Múnich al Barcelona. El Clásico espera este domingo y el equipo ya prepara el choque a conciencia.

El Barcelona tiene ganas al Real Madrid. Pese al doblete, hay mucho temor de que el eterno rival se lleve el próximo 26 de mayo la Champions League -la tercera consecutiva- y los de Valverde saldrán a por todas en el Camp Nou. El partido se puede convertir en una encerrona en la que se lleve al límite al Real Madrid y Zidane se debate entre si rotar o mantener a sus titulares.

MANTENER O NO A LOS PESOS PESADOS

Un Clásico siempre está caracterizado por su intensidad y Zidane se arriesga a que alguien salga lesionado a pocas semanas de la final de Champions. El equipo llega un tanto justo en el aspecto físico y son varios los integrantes de la plantilla que vienen sufriendo molestias. Ante el Bayern en el Santiago Bernabéu se vio por ejemplo un centro del campo desgastado al término del encuentro. Luego, por otro lado, están los Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos que parece difícil que se priven de disputar un Clásico. El resumen es claro: el Madrid no se puede permitir ninguna lesión.

Mirando a Kiev: los riesgos del Madrid en El Clásico

NO PUEDE HABER LESIONES

Para el partido, el Real Madrid ya cuenta con importantes bajas como la de Isco, Carvajal y, probablemente, Varane. El malagueño se acerca a su vuelta pero parece poco probable que Zidane arriesgue con él en un partido así, el lateral aún tiene que esperar más para su retorno y el francés arrastra molestias de la Champions y su presencia está muy complicada.

Pero si Zidane prefiere reservar a algunos de sus pesos pesados tomaría otro riesgo. Salir con los suplentes podría pasarle factura en un Camp Nou que estará a abarrotar para celebrar La Liga y despedir a Iniesta. Una derrota a manos de los culés puede suponer un duro golpe de cara a la final de Champions. Ganar sería el empujón moral que daría alas a los merengues de camino a Kiev.

Noticias relacionadas