La constante evolución que vive el fútbol ha tenido eco en el puesto de ariete. El jugador más adelantado del equipo ya no es un jugador estático, en ocasiones aislado del resto de sus compañeros, que tiene como única función convertir en gol el trabajo de su equipo. Esa concepción está obsoleta. En los grandes equipos del continente no queda ni rastro de ese perfil de jugador. Dos jugadores que ejemplifican a la perfección esta metamorfosis se darán cita este sábado en el Olímpico de Kiev. Dos futbolistas sobre los que recaerá buena parte del juego asociativo de su equipo: Karim Benzema y Roberto Firmino.
El galo lleva varias temporadas siendo el punto de calma en medio de una tempestad llamada BBC. La pausa y la generosidad entre dos jugadores verticales que tienen el gol entre ceja y ceja. Con él de titular, los blancos han logrado ser campeones de Europa hasta en tres ocasiones -a la espera de lo que suceda frente al Liverpool-. Firmino, por su parte, aterrizó hace dos temporadas en Merseyside después de un buen papel en el Hoffenheim. Ahora, además de liderar el frente de ataque del conjunto inglés, es un fijo para Tite en la selección brasileña. Su capacidad de sacrificio y su facilidad para lanzar a dos estiletes como son Salah y Mané, le han convertido en un futbolista indispensable. Capital, para Klopp. Responsable directo del éxito cosechado.
UN VALOR SEGURO EN EUROPA
Benzema no ha vivido su mejor temporada. En ocasiones importante, incluso, se ha quedado fuera del once. Frente a la Juventus, en la vuelta, o el Bayern Múnich, en la ida, Zidane optó por relegarle a la suplencia. Sin embargo, sus dos goles frente a los bávaros le relanzaron en la carrera por la titularidad, donde peleará con Gareth Bale, Isco, Asensio y Lucas Vázquez. En lo que va de curso, ha disputado 3.148 minutos, ha anotado 11 goles -cuatro de ellos en Champions- y ha dado 12 asistencias. Europa le motiva. El escenario le invita a crecerse.
EL ESLABÓN FUNDAMENTAL
Firmino, en cambio, ha sacado a relucir todo su repertorio, dejando patente que es un futbolista de muchos quilates. Los 4.098 minutos que ha jugado le han servido para marcar 27 goles -10 en la máxima competición continental-, y repartir 17 asistencias -ocho en Champions-. Su papel en el tridente ofensivo de los reds dista mucho de ser el finalizador. Al igual que Benzema, el brasileño es el socio perfecto para dos jugadores supersónicos, que se aprovechan de los espacios generados por sus movimientos. Son dos '9' diferentes, cada vez menos incomprendidos.
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