Los mejores frente a frente. Campeón contra aspirante. Real Madrid y Liverpool. De los 32 equipos que comenzaron la aventura europea, solo ellos dos han conseguido sobreponerse a las adversidades. Fuera cual fuese la situación, blancos y reds han ido superando obstáculos para plantarse en el escenario con el que todo futbolista sueña: una final de Champions.

Si por algo se puede caracterizar esta edición de la máxima competición continental es por las lecciones de fútbol que Zinedine Zidane y sus jugadores han ido repartiendo por Europa. Tras una fase de grupos discreta, en la que el Tottenham se clasificó como primero, los blancos dieron un paso adelante. No iban a perder ni un partido más.

Cristiano Ronaldo celebrando su gol al PSG

GOLPES DE CAMPEÓN

El sorteo deparó un enfrentamiento contra el todopoderoso PSG. "Nos daban por muertos", han comentado varios integrantes de la plantilla. Neymar y compañía aguardaban ansiosos de victoria a un Madrid, que parecía estar en horas bajas. Parecía. Hasta que el equipo merengue dio un golpe encima de la mesa. Un 3-1 en el Santiago Bernabéu y un 1-2 en París le clasificaron para cuartos de final y, lo que es más importante, mandaron un mensaje de fortaleza y poderío a todos sus rivales. 

A continuación de los galos, llegó una Juventus dispuesta a pelear hasta el último suspiro. La victoria por 0-3 en la ida volvía a poner de manifiesto que este Madrid iba muy en serio, pero una serie de circunstancias en el encuentro de vuelta llegaron a igualar la eliminatoria. Lejos de amedrentarse, los merengues salieron adelante y un penalti transformado por Cristiano Ronaldo les permitió estar en semifinales. Allí esperaba el Bayern Múnich. La bestia negra. Una bestia que se domó, en primera instancia, en el Allianz Arena y cuyas embestidas fueron soportadas en el templo madridista. A la final.

Roberto Firmino, Mohamed Salah y Sadio Mané

UN PUNTO DE INFLEXIÓN

El Liverpool, por su parte, no partía en ninguna de las apuestas como favorito. Los de Jürgen Klopp eran un equipo desconocido, que ni siquiera en la Premier League había cuajado una temporada digna de reseñar en Inlgaterra. No obstante, los reds pronto mandarían un aviso. Después de clasificarse como primeros de grupo, visitaron Do Dragao. Allí presentaron su candidatura. Le endosaron un 0-5 al campeón de la liga portuguesa y cerraron la eliminatoria por la vía rápida.

En cuartos llegó su gran momento. El Manchester City, considerado uno de los principales candidatos a alzarse con el título, podría arrebatarles el sueño a los de Merseyside. Sin embargo, Anfield fue testigo de una de las mayores exhibiciones de su historia reciente. Un 3-0 contra los citizens supuso, además de la eliminación de un rival directo, la constatación de que el Liverpool era, efectivamente, un equipo poderoso. Capacitado para pelear por 'La Orejona'. Ya en semifinales, aunque no sin sufrimiento, un 5-2 en la ida les sirvió para encarrilar el pase a la final. Un pase que concretaron en el Olímpico de Roma, después de contener a un equipo que venía de eliminar al Barcelona

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