No hubo dos sin tres en el Santiago Bernabéu. El duelo entre Real Madrid y Elche podría calificarse ya como el encuentro de los penaltis. Después del pitado sobre Vinicius y del pitado y luego anulado sobre Hazard, llegó una tercera pena máxima. Esta vez fue por mano de Pere Milla dentro del área tras taponar con su brazo un remate de David Alaba.
Los blancos no estaban teniendo su día en ataque. Muchas ocasiones, pero sin el premio del gol, lo que hacía que el Elche soñara con asaltar el Santiago Bernabéu por primera vez. Un encuentro que estuvo marcado por las visitas al punto de penalti por parte de los blancos.
En la primera parte, un claro derribo sobre Vinicius era decretado como pena máxima, pero Karim Benzema erraba el lanzamiento. Ya en el segundo tiempo, Hazard era zancadilleado por Palacios y De Burgos Bengoetxea señala otra vez el punto de máximo castigo. Sin embargo, el VAR entraba a revisar la jugada y Estrada Fernández invitaba al colegiado del encuentro a volver a valorar la acción. De esta forma se anuló el que podría haber sido el segundo penalti.
Y como no iba a haber dos sin tres, ya cuando el partido agonizaba, el Real Madrid dispuso de una oportunidad más. Esta vez sí era pitada la infracción, pero de nuevo después de que De Burgos Bengoetxea fuera al monitor para revisar la acción. En una primera instancia no había señalado la falta por mano de Pere Milla dentro del área. Tras volver a ver la jugada, no tuvo dudas y decretó el castigo.
El VAR, gran protagonista
Lo cierto es que la jugada no dejaba lugar a la interpretación. Córner sacado desde la izquierda, Alaba prolonga en el primer palo y el balón golpea en el brazo de Pere Milla. El futbolista del Elche había saltado con los brazos abiertos en una posición totalmente antinatural, por lo que el penalti era claro.
El propio futbolista del cuadro ilicitano reconocía en el post partido que efectivamente, su acción era penalti. Se había equivocado en el salto y el balón le golpeaba en el brazo en una posición que no tenía excusa alguna. Tal fue su confesión que incluso pidió perdón a su portero, Edgar Badía, porque sus fallos en defensas les llevaron a cometer hasta tres penaltis en el primer equipo.
En esta ocasión sí se lanzó, no así en el cometido sobre Hazard, y sí terminó en el fondo de las mallas, algo que no sucedió en el primero. Sin Benzema en el campo, que se marchó tocado con un problema en el isquio, fue Luka Modric quien tomó la responsabilidad. El croata eligió el mismo lado que el galo, pero abajo, y no falló, poniendo el primer gol del Real Madrid en el partido.
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