El Real Madrid consiguió remontar para empatar el partido en los últimos minutos del partido frente al Elche CF en el Santiago Bernabéu, pero pudo tener más oportunidades para ganar. Una de ellas fue en un penalti que se marchó al limbo. Ricardo De Burgos Bengoetxea decidió que en esta ocasión no iba a señalar a favor de los blancos una mano de Gonzalo Verdú en el área ilicitana. Unos minutos antes sí había considerado una acción similar de Pere Milla.
Algunos árbitros han justificado la acción con el hecho de que el futbolista del Elche no está mirando hacia el balón, por lo que no pone el brazo en ese lugar donde contacta con la pelota. Ni en la polémica sobre la acción de Pere Milla, ni en el penalti de Militao que se pitó la pasada temporada ante el Sevilla y que le costó el título de Liga a los blancos se midió con ese criterio. Viendo las imágenes se puede ver que ambas manos son idénticas y que hay un cambio de criterio por parte del estamento arbitral.
La sensación es que al colegiado y al VAR, que le corregió en el caso de la mano de Pere Milla, le pesó que iba a ser el tercer penalti a favor de los merengues en el encuentro. Fue un partido muy duro para el colegiado ya que tuvo que discernir varias acciones, como cuando acudió a la llamada de Estrada Fernández para corregir su decisión al pitar penalti sobre Eden Hazard. No suelen acudir al videoarbitraje cuando existe un contacto en una decisión tomada por el árbitro principal.
El árbitro consideró que la posición estaba en una posición natural para tener claro que no necesitaba ir al VAR como con la otra. Decisiones extrañas a la hora de aplicar un criterio u otro para acudir a la revisión del videoarbitraje o no. Con unas decisiones más uniformes, seguramente el Real Madrid habría ganado el encuentro. Aún así sumó un punto de mucha importancia para los merengues ya que se veían con la derrota a falta de diez minutos.
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