El Real Madrid está vivo, pero de milagro. La prueba en el Etihad Stadium ha sido de las exigentes y los blancos lo han pagado caro. Además, la entidad de Concha Espina llegaba con el parte de bajas realmente lleno y con jugadores importantes que no estaban en su mejor condición. Eso obligó a Carlo Ancelotti a hacer cambios que no terminaron resultando positivos para el equipo.
Se podría decir que el italiano perdió en la pizarra, pero supo ganarlo en el espíritu porque el Real Madrid no se ha venido abajo en ningún momento. Con todo el campo rival apretando y con dos goles de desventaja en el marcador en varias ocasiones, han seguido anteponiendo su fe a su mal momento de juego y a sus lagunas defensivas.
La celebración del gol de Karim Benzema tras el penalti de Laporte era muy significativa. El galo corriendo hacia el córner, agitando sus brazos y recibiendo la felicitación de todos sus compañeros a pesar de que seguían perdiendo y de que había tiempo para el empate. Pero los blancos han entrado en ese juego de las remontadas y ya vislumbran en el horizonte el duelo del Santiago Bernabéu. Aunque para salir de allí con vida y con el billete de la final de París, los blancos necesitan arreglar varios fallos con urgencia. En primer lugar, los defensivos.
Los fallos defensivos
El equipo de Carlo Ancelotti ha pagado hasta la saciedad su debilidad defensiva. Un equipo que se ha caracterizado este curso por encajar pocos goles y por tener a Courtois como un muro, se ha convertido en cuestión de segundos en un ejército de papel al que se podía derribar con el más mínimo soplido. Así han ido llegando, uno tras otro, los goles y ocasiones de un City que ha tenido contra las cuerdas en muchos momentos al equipo blanco.
El Real Madrid no ha sabido parar el avance por los laterales. El primer gol es una clara muestra de ello, ya que Riyad Mahrez desborda a varios futbolistas en el flanco derecho del ataque antes de que se produzca el centro que deriva en el gol de Kevin de Bruyne.
El segundo gol es otra muestra, ya que Gabriel Jesús se aprovecha de otro balón colgado al área sin mucha oposición, esta vez desde la banda izquierda de la ofensiva. Y el tercero, para variar, vuelve a llegar desde los costados con un centro desde la derecha de Fernandinho que Phil Foden remata en el lado contrario casi sin dificultades.
A pesar de que no ha sido un partido pésimo de Mendy y Carvajal, especialmente con el balón, cierto es que no han sabido parar los avances por sus costados. Tampoco sus compañeros han sabido apoyarles ni cubrirles bien las espaldas. El lateral madrileño ha sufrido problemas de entendimiento con Militao en algunas coberturas y permutas. Central y lateral no se ponían de acuerdo después para recuperar sus posiciones y generaban desequilibrios por dentro. Dani tampoco ha gestionado bien el hecho de que Fede Valverde, siendo el tercer volante del medio y no el cuarto, no pudiera caer tanto a su carril para echarle una mano.
Mendy, por su parte, ha contado con el doble hándicap que suponía tener a Vinicius y Modric en su zona, dos jugadores que no son especialistas defensivos y que obligan al galo a un sobreesfuerzo. Eso, unido a que no esté en plenitud física, ha provocado que se le vean las costuras en ciertos momentos. A pesar de eso, ha contribuido enormemente al ataque dando la asistencia del primero a Benzema y dando inicio a la maravillosa jugada con la que Vinicius ha hecho el 3-2.
Sin embargo, los problemas en defensa no solo se han visto por los costados, también en el centro. No ha sido el partido ni de Militao, ni de Alaba ni tampoco de Nacho cuando ha salido en sustitución del austriaco. El Manchester City es un equipo que suele jugar sin una referencia fija arriba y con mucha movilidad de sus mediapuntas. Eso ha generado un desconcierto total en algunas fases del partido.
Que jugadores tan distintos bajen a recibir o caigan a una u otra banda ha provocado falta de entendimiento y dudas a la hora de seguir las marcas o esperar en la retaguardia. Se han repetido en varias ocasiones, especialmente con Nacho y Militao, situaciones en las que Gabriel Jesús bajaba a recibir, ellos le seguían, y aprovechando el espacio que se generaba se producían llegadas en velocidad de hombres como Mahrez, Bernardo Silva o Phil Foden. Señuelo del delantero y desmarque de ruptura en segunda línea.
Esto también se ha visto potenciado por la ausencia de Casemiro, un jugador capaz de cambiar su emparejamiento con los centrales, algo que Kroos no puede hacer. Habitualmente, si un delantero modifica mucho su posición, o Casemiro pasa a ser su marcador, o es capaz de incrustarse en la línea de centrales. Así es más fácil de reducir los espacios y de taponar la entrada con desmarques de ruptura de los rivales.
El otro gran fallo que ha tenido la defensa del Real Madrid ha sido la falta de contundencia por momentos. Esto, más achacable a una cuestión de actitud puntual o de cierta desconexión que a aspectos puramente tácticos, ha provocado dos goles. El primero ha sido el tanto del 2-0 de Gabriel Jesús. Alaba no acierta con el despeje, se le cuela el balón y el brasileño no perdona. Y después el 4-2 de Bernardo Silva. Camavinga, Kroos y Carvajal creen que el árbitro va a pitar falta sobre De Bruyne, se quedan parados, y Bernardo Silva les roba la cartera para sacarse un latigazo a la escuadra.
Problemas en salida de balón
Además, de estos errores defensivos, el Real Madrid ha pagado su poco acierto con el balón, especialmente en campo propio. Los blancos sí han generado peligro en las transiciones rápidas a campo abierto como en el gol de Vinicius o en algunas cabalgadas de Benzema o Fede Valverde. Llegando con espacios, con gente lanzada y con la defensa del City descompensada, sí ha habido momentos de desconcierto sobre la meta de Ederson.
Sin embargo, no ha sido así en ataques en estático, donde la producción ofensiva se ha reducido muchísimo. A pesar de eso, una genialidad de Benzema provocó el primer tanto en una jugada en la que a priori no ha había peligro aparente.
Ancelotti ha apostado por un cambio que podría parecer valiente, pero que ha condenado en cierto modo al equipo. Es verdad que cualquier plan queda condicionado cuando se recibe un gol en el minuto dos, pero el Real Madrid no ha sabido adaptarse al 4-3-3. Muchos esperaban un esquema con cuatro medios con Fede y Camavinga para ejercer superioridad sobre el escuadrón de mediapuntas de Guardiola, pero no ha sido así.
Kroos ha hecho de pivote y se ha visto superado por el ritmo y por las circunstancias. Ni ha podido responder en defensa, persiguiendo siempre sombras, ni le ha quedado oxígeno para marcar la diferencia en la salida de balón. Con un hombre siempre encima, su vía estaba siempre muerta. El alemán casi no ha podido jugar de cara a la portería rival porque a su espalda siempre aparecía un jugador del equipo de Guardiola. Acierto del técnico de Santpedor.
Solo Modric era capaz de encontrar algún hueco para empezar el ataque. Pero casi ninguna de las acciones del Real Madrid han nacido desde abajo. El 42% de posesión que han registrado los blancos no se ha traducido en un mínimo dominio de la escena rival y casi la mayoría de acciones de peligro han llegado por robos en campo rival o transiciones rápidas. Por otro lado, el camino más corto y efectivo para hacer daño a este City.
La baja de Casemiro no solo se ha notado en defensa, si no también en ataque, ya que poner a Kroos de pivote es cortarle las alas y emplear su motor diésel en tareas que necesitan una potencia especial. Además, el hecho de que no jugara Camavinga también ha restado vigor al medio.
Todo se ha confabulado para que los encargados de sacar el balón jugado por abajo tuvieran que hacer demasiadas labores y no se pudieran centrar en la suya. Así pues, durante muchos minutos, el equipo solo ha sabido sacar partido de balones largos a Rodrygo en la primera mitad y a Vinicius en la segunda.
El Real Madrid y Carlo Ancelotti tendrán que reestructurar el plan del partido para corregir los fallos defensivos y de contundencia, y saber cómo tener mayor protagonismo con el balón, pero siempre mirando hacia la portería rival. El resultado mantiene viva la esperanza, pero el italiano sabe que sin estos cambios, no solo valdrá con la épica.
[Más información: Ancelotti: "Tenemos que estar listos porque vamos a luchar por otra noche mágica en el Bernabéu"]