El acusado de tirar a su mujer por la ventana y matarla dormía con cuchillos y sufría graves delirios
El hombre acusado de la muerte de su esposa, a la que supuestamente arrojó por una ventana de su vivienda en Vigo a finales de octubre de 2015, presentaba interpretaciones delirantes de daño y perjuicio en relación a que su mujer lo estaba envenenando y a que "podía hacerle algo", motivo por el que dormía con cuchillos en la mesilla de noche.
Así lo ha trasladado una psiquiatra del Hospital Álvaro Cunqueiro (HAC) de Vigo que lo atendió cuando fue ingresado en la unidad de agudos en septiembre de ese año; una de los médicos que han declarado este miércoles, en la tercera jornada del juicio que se celebra esta semana contra Alberto J.V.G. en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo.
Según han explicado los doctores, a mediados de septiembre de 2015 el hombre fue atendido en su domicilio por el 061, después de lo que fue trasladado al Hospital Meixoeiro para su reconocimiento. Allí, refirió a una médica psiquiatra que, desde hacía varios meses, coincidiendo con la retirada de su medicación hepática, creía que su mujer lo envenenaba.
Como consecuencia, al hombre -que en 2010 y 2015 fue valorado por un trastorno de ansiedad- se le diagnosticaron "probables interpretaciones delirantes de daño o perjuicio respecto a su mujer", si bien "estaba consciente y orientado y respondía de forma coherente", tras lo que se acordó su internamiento en el Hospital Álvaro Cunqueiro, lo que él "aceptó" y ante lo que "colaboró".
Escalada de tensión
Ya ingresado en el HAC, durante una visita de su esposa, los enfermeros requirieron la presencia de una psiquiatra porque el hombre "estaba en tensión, que iba en escalada". Según ha declarado esta doctora, el matrimonio se encontraban en el pasillo y, en un momento dado, él empezó a romper y arrancarse el pijama, estando "absolutamente desbordado" y con cuadro de agitación psicomotriz.
Esto motivó la intervención de varios profesionales, mientras la mujer "interfería, muy angustiada", reclamando que "no le hicieran daño" y "que le dejasen llevárselo, que ella le cuidaba". Además, reaccionó golpeando con su bastón a la doctora, que ha argumentado que era una persona mayor y "poco fuerte" que estaba "desbordada" y más bien "daba golpes al aire", y "fue fácil reducirla".
En cambio, ha indicado que fueron necesarias "varias personas" para contener al hombre, al que se le dio tratamiento sedativo y contención mecánica completa, y quedó ingresado ya de forma involuntaria. Poco después, la mujer regresó "a disculparse" y dijo haber hablado con una clínica para llevarle, si bien la doctora no vio conveniente el traslado "en esas condiciones" y a las 23,00 horas.
Otra psiquiatra del HAC que le atendió antes del traslado, ha ahondado en que el hombre había ingresado inicialmente de forma voluntaria por un brote psicótico por sus interpretaciones delirantes, si bien cuando ella lo atendió dos días después estaba "muy poco colaborador, molesto por el hecho de estar ingresado, y minimizaba, racionalizaba y normalizaba todo".
El sabor de las comidas
Así, ha puesto como ejemplo que el sabor diferente que notaba en las comidas, que había asociado a que su mujer lo envenenaba por motivos económicos "desde hace varios meses con un producto con sabor a almendras amargas", lo racionalizaba en la anestesia que le habían puesto por unos implantes dentales, y situaba estas acusaciones "en el pasado: Que ya no sentía lo que había dicho".
En lo relativo al traslado, la esposa comunicó que había hecho gestiones y que la voluntad de ambos era su traslado, por lo que la medica contactó con la clínica de destino y confirmó que allí habían aceptado ingresarle. "Si no hubiese solicitado el traslado, no se le habría dado el alta", ha asegurado.
El matrimonio fue entonces trasladado en ambulancia -sin médicos ni enfermeras- hasta la clínica, donde una doctora ha manifestado que les vio "durante unos minutos" -en los que no llegó a ser evaluado- antes de que le dijesen que primero tenían que hacer una gestión económica para poder hacer el ingreso; no obstante, "no regresaron".
En la jornada de este miércoles, en la que se realizarán videoconferencias científicas y biológicas por la tarde, también han comparecido de mañana dos agentes que hicieron el reportaje fotográfico y tomaron muestras en el lugar en el que ocurrieron los hechos, donde han confirmado que había trozos de billetes de 50 y 100 euros dentro de la taza del inodoro y en el suelo del apartamento.
A partir de las pruebas recogidas, y en cuanto a la ventana por la que se precipitó la mujer, que estaba forzada y "desencajada", han mantenido que "alguien tendría que empujar hacia abajo para que se doblase como se dobló".
Huellas y restos
Además, han explicado que no encontraron en la ventana "ninguna huella con valor identificativo", aunque sí restos; y que no percibieron que ésta hubiese sido limpiada. En todo caso, han apuntado que si alguien se quisiera descolgar o se cayese por la ventana, "no tiene por qué quedar huellas".
El fiscal acusa al marido de un delito de homicidio con la agravante de parentesco, si bien pide aplicar la eximente completa de enajenación mental por estar afectado por una ideación delirante de daño/perjuicio de tipo persecutorio centrado en su mujer, y pide que sea internado en un centro psiquiátrico penitenciario durante no más de 15 años.
La acusación particular -ejercida por el hijo de la mujer- y la acusación popular -ejercida por la Xunta- piden que sea condenado a prisión permanente revisable y a indemnizar al hijo en 150.000 euros por un delito de asesinato con las agravantes de alevosía y ensañamiento.
Finalmente, la defensa mantiene que fue la mujer la que se tiró, y por ello solicita la libre absolución del hombre o, en caso de que no se contemple así, que se le condene por homicidio.