Adictos al sexo
¿Te has planteado alguna vez que seas adicto a algo? ¡¡Nooo, tú nooo, seguro que tú no!! ¿Sientes ansiedad si no tienes o haces algo? ¿Alguna de tus rutinas diarias te produce un placer que te empuja a hacerlo cada día y repetidamente? ¿Lo NECESITAS por encima de tu capacidad y voluntad de controlarlo? ¿Si? Bueno, no pasa nada, esto es secreto profesional y queda en la más estricta intimidad de la lectura que estás haciendo, pero tienes una adicción.
Que no ocurre nada si no interfiere en tu vida contigo mismo o en pareja, que no pasa nada si todo lo demás sigue siendo normal..., pero no, no suele ocurrir así, y tú lo sabes, estás sometido. La adicción es la prioridad en la vida de una persona aparentemente normal, el centro de cada día en torno a lo que gira todo lo demás: trabajo, ocio, familia. Es un sentirte atrapado sin saber por qué pero sin el planteamiento de que sea de otra manera; te gusta, estás enganchado y aunque también te produce mucho malestar, paradójicamente NO QUIERES CAMBIARLO. Y cualquier cosa, sin darnos cuenta, puede crearnos esta dependencia que nos gratifica patológicamente. Cualquier cosa que nos suponga un placer o la eliminación de un malestar queda condicionada.
Ocurre como en cualquier otra adicción a sustancias, al juego, a internet. El cerebro es química y se movilizan neurotransmisores, los de la adicción, por lo que la persona que es adicta a algo tiene más probabilidades de engancharse con más facilidad a otras cosas. Yo les llamo personalidades “adictivas”. En el caso del sexo se siente una necesidad de practicarlo (masturbación o con otras personas) no solo para obtener el placer, que esto es más al principio, cuando está empezando a “crearse” la adicción, sino que se practica para resolver un momento de malestar físico, de ansiedad; sobre todo porque el orgasmo relaja. Habrá quien esté pensando en ver porno. No, esto sería solo un medio en algunos casos para consumir sexo, pero es independiente.
Si se tiene pareja este tema es devastador: se es infiel siempre por la necesidad sexual tan intensa y están expuestos a todo tipo de enfermedades de transmisión sexual porque no ponen ningún tipo de medios de protección. La forma en la que se mantienen relaciones sexuales, ya sea o no con tu pareja, están exentas de todo tipo de romanticismo, sensualidad cero, no hay manifestaciones de amor y sí una necesidad de penetrar compulsivamente. El desahogo solo produce tranquilidad durante unos momentos, tras los que ya se desea nuevamente más sexo.
Hay que diferenciarlo del trastorno obsesivo compulsivo en el que si la obsesión es de contenido sexual, sólo durante el momento obsesivo la compulsión de sexo se ritualiza, pero no altera el comportamiento sexual con la pareja. Aquí hay disonancia entre lo que se hace y el “no quiero hacerlo pero no puedo evitarlo". En las adicciones no hay disonancia cognitiva ni reconocimiento de un problema por lo que siempre suele ser la pareja o alguien cercano quien le presiona para ir al psicólogo, psiquiatra. Realmente no funcionan del todo los tratamientos ni psiquiátricos ni psicológicos, a no ser que el paciente utilice toda la voluntad.
Las adicciones son de lo más difícil de tratar. Se Utilizan medicamentos como antidepresivos pero utilizando el efecto secundario de restar deseo. También se usa naltrexona, como en las adiciones a opiáceos, antiandrógenos para bajar los niveles de testosterona. Y en psicología exposiciones al estímulo o situación que desencadena la ansiedad sin la realización de la compulsión.
Causas: Pues como en el resto de adicciones la personalidad adictiva tiene una base genética. Existen problemas de ansiedad que “resolvieron” al principio de esta manera y ya la siguen manteniendo como “eficaz", pero solo momentánea. Las personas depresivas,, aunque en la realidad tienen disminuido el deseo, pueden encontrar un alivio en esta práctica (se liberan endorfinas que aumentan el ánimo). Tener aumentada la testosterona también te aumenta el deseo, con lo cual lo buscas y practicas más, y los que tienen curiosidad por prácticas sexuales no habituales también corren el peligro de engancharse.
Obligatorio: Conciencia de tener un problema, voluntad para resolverlo y ayuda externa.
Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.
Clínica del Rosario. Toledo. 615224680
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