Digital Castilla

Digital Castilla

Castilla la mancha HABLAMOS DE SEXO

¿Eres morboso en el sexo? El placer de lo prohibido

16 octubre, 2018 08:05

¡Qué morbo hablar de morbo ahora mismo! Básicamente a todos, sin los filtros de la razón, nos atrae lo prohibido o poco accesible y poco habitual. Nos atrae lo que ocurre en el plano de los impulsos y que en la “trastienda” crea placer, sobre todo si se asocia al sexo.

 

Pensar en hacer algo prohibido normalmente produce miedo, ansiedad, pero se convierte en morbo cuando precisamente deseas hacer lo que no se debe, se convierte en placer porque ahora sientes que tú lo buscas sin culpa y asumes la posibilidad de ser pillado, aunque también procurando no serlo. Solo estar en una situación distinta, enfrentándose conductualmente a las normas morales, te está produciendo un empuje a tener sexo como en ningún otro sitio podrías tenerlo con esta emoción.

Ese momento de saltarse la norma es más placentero que el sexo que se pueda estar teniendo en sí. Este placer psicológico es sumatorio al sexual, y como siempre, el cerebro y la biología dominando. Todos somos morbosos y mientras que la razón controle al instinto no hablamos de nada patológico; mientras no “necesitemos” significa que lo estamos controlando. El límite lo pone no transgredir lo psicológico, lo moral, al otro. Haz e imagina lo que quieras, pero respetando a los otros. Los pedófilos, los consumidores necesitados de pornografía, los violadores... son ejemplos de psicopatología y en estos casos el tratamiento es muy lento y de eficacia reducida.

En la esquizofrenia y otros trastornos que cuenten con posibles manifestaciones de brotes psicóticos, también se dan conductas aberrantes a todos los niveles.

El placer que produce el sexo es un estímulo incondicionado al que si se le asocia una conducta, la que sea, quedará fuertemente vinculada y con la necesidad constante de repetirla. Se segrega adrenalina y opiáceos endógenos ya al imaginar.

La dopamina es la reina, asociando ese placer con la situación y creando una conexión que hará que queramos seguir repitiendo situaciones prohibidas y las emociones experimentadas.

“El morbo es la desobediencia de la razón” (Plutarco). Alguien decía: “la desobediencia me gusta y la razón me aburre”; no se puede ser más reactivo, eso lo digo yo. Y son este tipo de personas más reactivas las más proclives a dar el paso “morboso”. Las personas frías y poco pasionales son más capaces de autocontrolarse, aunque lo deseen de la misma manera y “les ponga” tanto o más que a los más impulsivos por su casi certeza de no llegar a materializarlo. Y la genética también aquí tiene su papel. Lo llevamos escrito en nuestro ADN, qué curioso, la biología de lo psicológico. No somos casi “nadie” pero ¡cómo nos manejamos si queremos....!

Las sensaciones de placer aparecen ya desde que se comienza a desear e imaginar algo prohibido pudiendo mezclarse con la ansiedad de quererlo ya, y si se llega a realizar, la excitación producida puede hacer que durante las siguientes horas e incluso días nos sintamos levitando, es una felicidad que se mantiene y que como todo en psicología ayudará a relativizar las otras cosas que nos desagradan. Oye mira, la parte genial de lo prohibido, ¡¡¡qué morbazo!!!! Repetir con frecuencia estas “cosas” que nos producen morbo hace que se produzca una habituación, que nos saciemos y que dejen de producirnos ese placer. Ocurre lo mismo con, por ejemplo, una comida que te guste muchísimo, que si te la ponen una vez al mes estás deseando pero si la comes varias veces a la semana ya no te producirá ningún deseo especial. Así que todo con cálculo, y con menos instintos mejor.

Entonces, imaginarte un beso, un cuerpo desnudo, unas caras, la voz de alguien diciéndote lo que deseas, “desaparecer con él” unos minutos mientras los demás te esperan… es muy excitante si lo dosificas y lo entremezclas con lo normal. Las conductas sorpresivas para el otro y hasta para ti mismo, cuando acaban de ocurrírsete, también dan se sí para una buena escena de placer. Pero claro, para eso hay que ser un poquito impulsivo y creativo también.

Ana M. Ángel Esteban. Psicóloga Clínica, Sexóloga.

Clínica del Rosario. Toledo. 615224680

 

ARTÍCULOS ANTERIORES DE LA MISMA AUTORA

El desamor como actor de amor hacia tu pareja

La eterna pregunta: ¿Existe el punto “G”?

El primer objetivo y casi el único de la sexualidad: Disfrutar

El orgasmo y la penetración van por caminos distintos