Investigan las causas de la explosión en Madrid: "Percibimos olor a gas, pero no dio tiempo a más"
La titular del Juzgado de Instrucción número 35 de Plaza de Castilla, que dirige la investigación de la explosión que provocó cuatro muertes en Madrid, una de ellas, la de un vecino de La Puebla de Almoradiel (Toledo), ha solicitado a la Policía Nacional y los Bomberos varios informes para dilucidar las causas de la explosión del edificio parroquial de la madrileña calle de Toledo.
Según informan a Efe fuentes de la investigación, la juez ha pedido un informe a los agentes de la Policía Judicial de la Comisaría de Centro, que han tomado declaración por el momento a una decena de testigos.
Entre ellos, uno de los sacerdotes ha asegurado a los agentes que llevaban días sin tener calefacción y pidieron ayuda a David Santos, un electricista feligrés que falleció, para arreglar uno de los radiadores que estaba en el sótano.
También ha prestado testimonio un inspector de policía qué está haciendo el curso de inspector jefe y caminaba pro la calle en el momento de la explosión de la que resultó ileso al escudarse con una mochila, según han relatado las mismas fuentes.
Los investigadores también han solicitado ya documentación de las instalaciones de gas en el edificio y de su mantenimiento para trasladarlas a la magistrada. En total había 7 calderas de gas en el edificio que pasaron su última revisión en enero del 2020.
En los informes que serán remitidos a la jueza se incluirán también las imágenes captadas por el dron que voló ayer por el interior del edificio y la documentación que está recopilando la Policía Científica y los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid para conocer las posibles causas del suceso.
Este jueves se conoció la identidad de los cuatro fallecidos: el sacerdote Ramón Pérez de Ayala, de 36 años; su amigo David Santos, un feligrés al que pidieron ayuda para arreglar la caldera que había dejado de funcionar; Javier, un albañil de 45 años de La Puebla de Almoradiel (Toledo) que trabajaba en el edificio de enfrente, y Stefko Ivanov, de nacionalidad búlgara y 46 años que en ese momento estaba en la calle.
El párroco de la Parroquia Virgen de la Paloma de Madrid, Gabriel Benedicto, ha afirmado que minutos antes de la explosión olía a gas en todo el edificio y ha defendido que ninguno de los sacerdotes ni el electricista David Santos, fallecido en el suceso, llegaron a tocar ninguna de las calderas.
"Fuimos seis personas las que percibimos, en apenas unos minutos, un extraño olor a gas en cuatro puntos distintos: patio, planta cero, planta quinta y planta sexta. Pero no dio tiempo a nada más que a advertir ese olor", destaca en un comunicado en la que reflexiona que fue un "lapso tan breve" que no fueron "conscientes de lo que estaba pasando".