Ford Edge y Renault Espace, dos conceptos singulares
Cuando salió al mercado allá por 1984, el Renault Espace reinventó el concepto monovolumen como nunca antes nadie lo había visualizado. Su espacio habitable, su versatilidad y su dinámica situaron a este tipo de coches en otra esfera, y el mercado les ha dado la razón con más de 1,3 millones de unidades vendidas. Mas de 30 años y 5 generaciones después el Espace actual mantiene el espíritu de su predecesor pero ha evolucionado hacia lo que domina en el mercado de particulares, los crossover y los SUV.
En este segmento Ford es una marca con amplia experiencia, pues los genes americanos de su logo llevan el todoterreno inscrito en lo más profundo. Así, después de un gran éxito en el segmento C con el Kuga, un modelo con el que pudimos recorrer algunas de las carreteras más espectaculares de Europa en su última iteración, la firma del óvalo daba un paso adelante y se decidía a traer al Viejo Continente el Edge, un SUV con una capacidad de representación mucho mayor y con un tamaño que le permite competir en el siguiente segmento, aunque en este caso las 7 plazas, que son habituales aquí, no están ni en opción.
El Espace por su parte se desmarca en este aspecto de sus antecesores y ahora las 7 plazas tampoco son de serie, así que habrá que pagar por ellas 900€ extra sobre la configuración inicial. Estos asientos de la última fila son además más pequeños que en las generaciones anteriores, y ahora sirven fundamentalmente para alojar a niños. Eso implica que el maletero tendrá un mínimo de 625 litros de carga con las cinco plazas, un valor que se reduce a 250 litros con las 7 operativas y que se va hasta más de 2.000 litros de volumen con solo los asientos delanteros en funcionamiento. El Edge presenta un maletero de 602 litros y un volumen máximo de 1.850 litros, así que quedan parejos en estas lides aunque a priori pudiera no parecerlo.
Espíritu rutero
A nivel mecánico, el nuevo Espace se ofrece con dos variantes diésel, una de 130 y otra de 160CV, y un gasolina de 200 CV, pero la mejor aportación viene de su chasis, ya que está disponible con dirección a las 4 ruedas, un sistema que en Renault han llamado 4Control y que dota al monovolumen galo de una agilidad tremenda. Es un coche con una dinámica sobresaliente que además se desenvuelve con total soltura en la ciudad pues tiene más maniobrabilidad también. No falta el cambio de doble embrague para redondear el confort a los mandos, así que cualquier carretera se torna un juego de niños para este familiar que sin embargo reclama más potencia de sus mecánicas.
En esas lides el Ford Edge paga un peaje por su condición de verdadero SUV, especialmente por su gran anchura en ciudad y por un peso más elevado así como por la tracción total que lleva de serie. Sus mecánicas disponibles son sólo diésel, ambas con la base del 2.0 TDCi, bien en versión manual con 180CV o bien en versión automática con 210CV y el cambio Powershift, sin duda la configuración que mejor cuadra con el espíritu rutero de este SUV de 4,8metros, nada menos que 30cm más largo que su hermano pequeño el Kuga.
El Edge se posiciona así como un gran devorador de kilómetros en vías de dos carriles y buen asfalto, pero no le tiene miedo a los caminos gracias a unas suspensiones con un equilibrio muy conseguido, mucho más capaz que el francés en estas lides, que aunque cuenta con una buena altura libre al suelo no quiere saber nada de abandonar el asfalto.
A nivel de seguridad ambos vehículos equipan los últimos avances en la materia como son un Asistente Precolisión con Detección de Peatones, el Sistema de Iluminación Frontal Adaptativa, el asistente de aparcamiento en entrada y salida, la Alerta de tráfico Cruzado, el Sistema de Cámara de Visión Frontal, el Sistema de Información de Puntos Ciegos(BLIS), el Reconocimiento de Señales de Tráfico, el Asistente de Mantenimiento de Carril y la Alerta al Conductor. Ponerse al volante de cualquiera de ellos es comprobar que los avances del sector de automoción en las ayudas a la conducción dibujan un escenario ya muy futurista.
El precio del Edge arranca en 48.325 euros, aunque la marca del óvalo tiene una campaña promocional que deja la tarifa final en 41.775 euros. El Espace por su parte es verdad que empiza sus tarifas por debajo de 30.000 euros en las versiones de acceso, pero la Initiale diésel más potente con la dirección activa a las 4 ruedas y el cambio de doble embrague, que es la que querremos comparar, se va a los 44.535 euros, así que dos productos que no parecían tan cercanos resultan tener mucho en común. Viva la singularidad.