Sistema Nacional de Salud: ¿reforma o refundación?
La sanidad pública en España ha debido afrontar dos grandes crisis en apenas una década: la llamada Gran Recesión y la crisis Covid.
Sin embargo, previamente ya se habían identificado varias claves de reforma para avanzar en la solvencia del Sistema Nacional de Salud (SNS): problemas de gobernanza; financiación insuficiente y falta de interés en considerar la eficiencia en el empleo de los recursos disponibles; necesidad de transitar a modelos centrados en la cronicidad; desconexión entre el sistema sanitario y el sistema de atención a la dependencia; Atención primaria, tan querida en los discursos como olvidada en los recursos; (¿insuficientes, inexistentes?) políticas de Recursos Humanos.
En palabras de los doctores Bernal y Ortún, el Sistema Nacional de Salud ya antes de la Gran Recesión tenía un buen diagnóstico, pero el pronóstico no era tan halagüeño.
En estos últimos años apenas se ha avanzado en la solución de los problemas identificados. Sin embargo, en el plazo de apenas doce meses, han surgido tres documentos relevantes para el SNS: el Dictamen de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica, la Estrategia España 2050 y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
La Estrategia España 2050
La Estrategia España 2050 propone convertir la salud en un eje central de las políticas públicas, en aras de mejorar la resiliencia de la población en edades avanzadas. Para ello, las actuación más relevantes pasan por:
- La creación de una Estrategia Nacional de Envejecimiento Saludable (fundamentada en el principio de Salud en todas las políticas y con fuerte énfasis en la salud mental y en las enfermedades neurodegenerativas).
- La creación de una Agencia de Evaluación de Políticas en Salud, de carácter autónoma e independiente. Su finalidad sería la evaluación de aquellas intervenciones con mayor potencial para mejorar la esperanza de vida en buena salud y reducir las desigualdades
- Medidas dirigidas a apuntalar la solvencia del SNS. Entre ellas se encontraría impulsar cambios institucionales profundos que permitan crear un marco de buen gobierno de la sanidad; transitar de un modelo organizativo sanitario como el actual, muy orientado al tratamiento de eventos agudos, a un modelo más centrado en la cronicidad (reforzando la atención primaria, mejorando la coordinación asistencial y la coordinación entre los servicios sanitarios y los cuidados de larga duración), y garantizar que la financiación pública y la utilización de servicios y prestaciones sanitarias se orienten a una obtención eficiente y equitativa de resultados en salud.
Dictamen para la reconstrucción social y económica
El Dictamen de la Comisión para la reconstrucción social y económica se puede considerar una verdadera hoja de ruta para afrontar las reformas que requiere el SNS.
Se articula en torno a 10 grandes bloques: Gobernanza; Recursos Humanos; Atención Primaria; Salud Pública; I+D+i, fármacos y vacunas; Transformación Digital; Coordinación de los servicios sanitarios y sociales; Política farmacéutica, industria biosanitaria y reserva estratégica; Adecuar la financiación sanitaria a las necesidades reales; y Modelo de atención sanitaria. Para cada uno de estos bloques se proponen medidas, a veces generales, a veces concretas, pero, en términos generales los acuerdos alcanzados son de una gran enjundia y profundidad.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
Por último, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia propone en su objetivo 2.2.5, dedicado a la resiliencia sanitaria, económica, social e institucional y aumento de la preparación frente a las crisis, entre otros elementos, la reorientación de las capacidades estratégicas hacia la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y la dependencia, así como el desarrollo de una cartera común de servicios sanitarios, la creación de un Centro Estatal de Salud, que mejore la cogobernanza, la cohesión y la eficiencia y el impulso de la modernización tecnológica, la renovación de equipamientos, la transformación digital y la innovación.
Para el periodo 2021-2023 se ha presupuestado para el conjunto del Plan una dotación de 69 528 millones de euros, de los cuales únicamente un 1,5% (1 609 millones) se destinaría a la sección de Renovación y ampliación de las capacidades del Sistema Nacional de Salud.
Parece claro que el importe comprometido difícilmente podrá apoyar significativamente la consecución de unos objetivos tan ambiciosos como los planteados.
Se precisa una mirada de largo recorrido
Si bien los tres documentos revisados no están plenamente coordinados, fruto de su distinta naturaleza, método y objetivo, sí se trasluce una alineación en buena parte de sus objetivos y propuestas.
De hecho, como hemos señalado al inicio, los elementos de reforma para avanzar en la solvencia del SNS ya estaban identificados en los trabajos de diagnóstico y análisis realizados en años anteriores.
De los tres documentos, el Dictamen de la Comisión para la reconstrucción social y económica se constituye en el trabajo más útil de cara a señalar reformas necesarias y posibles, pero en ningún caso sencillas. No estaríamos hablando de una refundación del SNS como tal, dado que se pretenden reforzar, no sustituir sus principios rectores, pero sí de reformas de profundo calado que precisarían de una visión estratégica compartida y de un esfuerzo mantenido en el tiempo.
Como el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia ha demostrado, dos de los escollos a superar, aunque no los únicos, serán contar con la financiación adecuada para acometer esa hoja de ruta y dirigir adecuadamente los recursos adicionales a los puntos de cambio y mejora.
Sin embargo, y ante todo, lo fundamental es que exista la convicción y la voluntad de que es necesario afrontar los cambios. Porque una cosa es conocer el camino a seguir y otra, bien diferente, es andar el camino.
Profesor de Economía de la Salud, Universidad de Castilla-La Mancha
Este artículo ha sido publicado originalmente en THE CONVERSATION