Este artículo me ha pillado recuperándome de la resaca emocional de la Nochebuena, noche familiar por tradición y en mi caso también por devoción, y a la espera de la resaca real que seguro tendré el 1 de enero. El fin de año no es momento para decirle que no al vino, ni al champán, por muy francés que sea. Estoy con el espíritu navideño en niveles altos -de los niveles de azúcar, colesterol o ácido úrico ya hablaremos cuando pasen un par de meses- y no tengo ganas de sacar el aguijón. Es una gran recomendación esa de no discutir en Navidad, pero las Navidades, como todo en este país últimamente, también están polarizadas.

Empecemos por el cómo nos felicitamos estas fechas: ¿Feliz Navidad o Felices Fiestas? Yo siempre he utilizado ambas expresiones como si fueran sinónimas, pero ahora, al parecer, no es así. A la hora de felicitar tienes que tener muy claro que si dices Feliz Navidad, eres del team "salvemos la Navidad que nos la quitan los rojos", y si dices Felices Fiestas eres del team "bolivariano, comunista, abertzale e infernal". Qué sudores a la hora de poner un mensaje; creo que lo mejor va a ser recurrir al "larga vida" en el mensaje que envías y al "y tú que lo veas" para el de respuesta.

Otro motivo tremendo de polarización: ¿burrito sabanero sí o burrito sabanero no? Me voy a manifestar con claridad. Yo soy de las que aman al burrito, no sé ni por qué el burrito viene de la sabana, ni si va apurado o no para llegar a Belén, pero a mí me tiene loca sobre todo el estribillo del "tuki tuki tuki tuki".

Más polarización generan las uvas: no es con quién te las vas a comer, el conflicto está en si son ustedes del equipo de "Broncano y Lalachus" o del equipo de "Pedroche y lo que quiera que lleve puesto este año". El acompañante de Pedroche, sea el que sea, es menos importante que cualquiera de sus accesorios. Lo que debería un simple click en el botón de la televisión para algunos será signo de que es usted gordofóbico, o machistas o femenista o un largo etcétera.

Podría seguir hasta la eternidad. ¿Discurso del Rey sí o no? ¿Turrón o mazapán? ¿Tinto o blanco? Me pregunto si cada decisión, por nimia que sea, tiene que ser considerada significativa de nuestras ideas o de nuestros ideales. Qué triste que haya gente que se sienta capaz de juzgarte solo por si pones belén o árbol, bolas navideñas o espumillón. Yo, la mayoría de las veces, prefiero estar en tierra de nadie. Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.