El "cuñao" de Nacho Hernando se suelta la melena
Dicho sea con cariño: ya se sabe que José García Molina forma parte principal de la galería política de mis monstruos favoritos, pero en esta campaña de primarias está empezando a defraudarme. Se ha soltado la melena, metafóricamente y sin recochineo, y ha sustituido por una tonta vulgaridad sus conocidas habilidades políticas. A saber: el talento escudero para aplicar eficazmente las órdenes jerárquicas de Pablo Iglesias y poner al presidente Page contra las cuerdas, la arrogancia aleccionadora hacia todos nosotros los seres inferiores que tan encantador barniz le daba y una extraña inteligencia para representar el poder y el aparato del partido pareciendo un tipo chupiguay preocupado por la gente y por la calle. El perfecto pijo de la cadena de mando de Podemos.
Ahora, sin embargo, después de entrar en guerra abierta contra Page y meterse en las primarias, las suyas propias y las del PSOE, ha replanteado sus habituales ejercicios de simulación política y ha dejado de cuidar el fondo y la forma de sus mensajes y de paso el respeto hacia sus potenciales destinatarios, los que sean. Cuando Nacho Hernando, portavoz del Gobierno de Page, le llamó "cuñao" hace no mucho tiempo, y consiguió que García Molina perdiera durante un rato su sentido del humor, destilaba mucho más ingenio que cualquiera de los últimos movimientos que el secretario regional de Podemos ha venido perpetrando en la política castellano-manchega, chuscos y de simple recadero. La guerra de vídeos que ha desatado, puro artificio casposo no apto ni para los muy cafeteros, es de una ordinariez que no está a su altura y que ha debido ser una sorpresa para tanta gente cool que no contaba con una salida de esta enjundia de ningún miembro del club selecto de los almendritas saladas.
El mayor mérito de García Molina en el último mes y medio ha sido empantanar la vida pública de Castilla-La Mancha y abrir una crisis institucional sin precedentes en la región, pero ni siquiera este pelotazo que tiene su mérito en un partido ruidoso y alborotador merecía que el PSOE de Page entrara al trapo de una estrategia y unos vídeos ni siquiera hábiles para el pastoreo. Me está resultando una sorpresa no menor ver a los socialistas castellano-manchegos intentando competir con García Molina y su partido, estilizando hasta lo insospechado su figura. Y ya.