García-Page y el rector Collado: malas calles
La cosa se está poniendo chunga. A medida que avanza la guerra de guerrillas entre la Junta de Comunidades y la Universidad de Castilla-La Mancha, o sea, entre el presidente García-Page y el rector Collado, más feo pinta el panorama. Estoy perplejo, empiezo a no entenderlo. Ni yo ni mucha gente. Cuando la política se mete por medio en las instituciones ya se sabe que hay que buscarle los colores al partidismo, el populismo, el electoralismo, el postureo y la demagogia, pero en este caso no termino de entender las claves de un choque que se empecina día a día y se enroca consigo mismo sin que parezca que haya pronto soluciones a la vista, y ni siquiera que se busquen. Por razones que no termino de entender Page y Collado han tomado malas calles, uno, otro o los dos a la vez, y se han puesto a caminar en direcciones opuestas y paralelas. La ofensiva de la Junta en estos días está siendo una monada: de ahí no creo que pueda sacarse nada bueno.
He sido y soy un ferviente defensor de la Universidad de Castilla-La Mancha. Con todos los errores que se quieran en su nacimiento y desarrollo, a día de hoy se trata de una institución imprescindible que ha sido y será clave en nuestra comunidad. Siempre estaré a su lado: la Universidad está profundamente implicada en el futuro de Castilla-La Mancha y debe seguir aspirando a la excelencia en la idea de prestar el mayor servicio posible a los castellano-manchegos. Creo honestamente que el rector Collado tiene en su cabeza estos horizontes y que su actitud, la de ayer, la de hoy y la de mañana, estará siempre movida por la defensa de la institución y la búsqueda de su mejor futuro. El presidente Page, por su parte, tiene ya demostrado su cariño y su respeto por la Universidad regional y en ningún caso cabe pensar que le mueva otro interés que la propia entidad, a la que, por otra parte, está obligado a defender como máxima autoridad de la comunidad autónoma.
Por tanto, cabe preguntarse: ¿a qué viene esta confrontación? ¿por qué está motivada en realidad? ¿cuáles son las verdaderas marejadas de fondo? ¿por qué en esta ocasión, al contrario de lo habitual, los trapos sucios no se lavan discretamente en casa y se deja notar tan claramente este interés en ventilar de forma pública la pelea? Esta batalla abierta y descarada entre instituciones no favorece a nadie pero sobre todo perjudica a la Universidad y resta credibilidad a todos. Esas acusaciones, esa falta de entendimiento, ese afán más o menos evidente por buscar la pelea y los titulares no puede más que causar mala impresión en la gente y hacer daño a toda la región. Confieso mi perplejidad desde el voluntarismo buenista de pensar que todo el aire corre limpio: Page y Collado, y viceversa, pueden y deben salir del ring y finiquitar este combate. Amén.