Esplendor de Toledo
Toledo es una ciudad en estado de gracia. Ahora y siempre. Sobrevuela el tiempo y las circunstancias y eternamente ofrece su mejor color a la vista del mundo. No es una cuestión de coyuntura social o política, ni de la existencia de un ideal ausente de problemas o distorsiones, sino de un recorrido en el espacio y el tiempo que gira una y otra vez sobre su propio esplendor. Toledo es la belleza en la historia y da igual el aquí y el ahora porque la ciudad, mágica e infinita, siempre se sobrepone y aparece con toda su grandeza en el horizonte. Por si fuera poco, este Toledo de 2018, poderoso, ascendente, magnífico, vive su gran momento con algarabía, con felicidad, con un maravilloso ruido de ambiente que es pura vitalidad. Es fascinante hoy ver Toledo y pasear por sus calles, y asombrarse de los detalles y los rincones, del Tajo y la luz, de las vueltas y vueltas que da su camino. Es una ciudad estelar y enamorada.
Este jueves 31 de mayo vive Toledo el Corpus. Su momento de pasión más excepcional y el día de mayor esplendor. La ciudad en sus días grandes, su eternidad volviendo una vez más a la vida, a la Custodia, a la Catedral, a las calles y los toldos, a la gran estampa del casco y el Tajo que conoce el mundo entero y del que todos queremos la luz y encontrarnos el alma. Pasear la noche toledana estos días, ahora mejor que nunca, es una oportunidad de quedar fascinado y detener la belleza en el tiempo. Caminar, ver, sentir, emocionarse con Toledo es tan sencillo a veces que da escalofríos. No es mi ciudad Toledo, no nací en ella, ni vivo en ella, pero tengo en ella unos cuantos buenos amigos, algunos grandes compañeros y un profundo sentimiento de admiración que lleva ya muchos años conmigo. Toledo en el corazón.
Ahora, en estos días excepcionales, sólo quiero dejar humilde constancia de esta pasión y dar una vez más noticia de esta grandeza y este esplendor admirables. Y mostrar nuestra felicidad por ello y nuestro cariño. Viva Toledo y viva el Corpus.